El Atlético vuelve a chocar con los árbitros y se deja dos puntos de oro
El VAR da validez al gol de Correa después de que Simeone sustituyera al argentino
El Atlético tenía el partido ganado, pero un penalti tonto de Saúl le privó de dos puntos
El empate frena las aspiraciones rojiblancas de dar caza a la Real Sociedad
Lo nunca visto: el VAR validó el gol de Correa… ¡cuando ya estaba en el banquillo!
Ángel Correa ha escrito hoy un capítulo inédito en la historia del VAR al convertirse en el primer jugador que marca un gol después de haber sido sustituido. El argentino batió a Soria a los 60 minutos al recoger un rechace del portero, el árbitro lo anuló por fuera de juego y, tras haber sido reemplazado por Simeone, vivió en el banquillo como desde la sala VOR se analizaba la jugada y se daba validez al remate un minuto más tarde. Correa lo celebró sentado, con el chándal puesto, mientras el resto de sus compañeros corrían a abrazarle.
Más allá de la anécdota, lo cierto es que el gol del argentino no ha sido suficiente para darle al equipo tres puntos que necesitaba como el pan, y de nuevo hay motivos para fijarse en el equipo arbitral, la verdadera pesadilla del Atlético esta temporada. Mateu y el VAR, que no tuvieron el menor problema en señalar como penalti un balón que rebotó en el brazo de Saúl estando de espaldas, no quisieron saber nada en la primera parte de un agarrón flagrante de Djené a Morata, lo que sigue convirtiendo a los rojiblancos en el único equipo de Primera División sin un solo penalti a favor.
Ha recuperado la fe el Atlético. Se nota en la actitud, en la forma en la que disputa balones, en el modo en el que arriesga…su regreso a la alta competición es un hecho, pero para su desgracia no está para pelear por nada serio hasta que no resuelva su enemistad con el gol. No es cuestión de talento porque ahí arriba lo hay de sobra. Es más un problema de diván. A los jugadores les quema el balón en cuanto lo reciben cerca de la portería contraria y no hay ni uno solo que asuma la responsabilidad. Comparar al Morata de la selección con éste es casi un pecado, pero no es el único. Les pasa a todos.
Animado por su victoria en Pamplona e informado del inesperado tropiezo del Villarreal en Elche, el Atlético trató de resolver el partido ante el Getafe por la vía rápida y tiró la presión muy arriba con el objeto de robar el balón cerca de David Soria. El equipo consiguió su propósito, pero luego fue incapaz de crear peligro. El Getafe vivió dominado, pero no agobiado, y en realidad las ocasiones de la primera parte, por llamarlas de alguna manera, estuvieron más cerca de la meta de Oblak.
Por supuesto el partido pudo haber cambiado de signo si a los 16 minutos tanto el VAR como el árbitro no pasan por alto un escandaloso agarrón de Djené a Morata dentro del área. La jugada no sólo significaba la señalización de penalti, sino que mandaba al defensa togolés al vestuario porque era su segunda tarjeta amarilla, pero Mateu Lahoz y González González miraron hacia otro lado ante la indignación del delantero internacional, que no sabe lo que tiene que hacer ya para que le piten una falta a favor.
Pese a todo el Atlético no perdió la iniciativa y siguió tirando arriba la presión. Correa hizo una maniobra espectacular sobre Arambarri, pero luego centró mal, y un par de disparos desde fuera del área de Griezmann y Lemar no encontraron su destino. Poco a poco el Getafe consiguió salir de la cueva y de hecho acabó la primera parte exigiéndole a la defensa rojiblanca. Enes Unal disparó fuera tras el saque de una falta que él mismo había estrellado contra la barrera y, casi en el límite, un centro de Borja Mayoral no encontró rematador. 0-0 al descanso y a volver a empezar.
El Atlético volvió de los vestuarios mudado de nuevo en la piel de dominador y otra vez metió muy atrás al Getafe, pero repitiendo la misma dinámica que en la primera parte, sin ser capaz de crear verdadero peligro. Simeone, cansado de no obtener resultados, llamó a su lado a Carrasco y Llorente y decidió cambiar las bandas. Desde la banda se levantaron los dorsales de Lemar y Correa, pero cuando sus sustitutos estaban preparados para entrar un rechace le llegó al francés, que soltó un disparo tremendo desde fuera del área que Soria sólo pudo rechazar para que Correa muy listo, convirtiera el rebote en el primer gol del partido.
Mateu Lahoz anuló el gol y a simple vista pareció que era una decisión tan acertada como había sucedido con Morata en la primera parte. Correa y Lemar se fueron al banquillo y estaban sentados los dos juntos cuando el árbitro paró el partido y escuchó al VAR por el pinganillo. Tiradas las líneas, las imágenes delataron que el argentino estaba en línea con los centrales del Getafe. Las imágenes posteriores son ya historia. Es la primera vez que algo así sucede.
El gol sació el ansia del Atlético, que se dedicó a proteger el valioso tesoro que tenía entre las manos. Quique quemó las naves con todo lo que tenía en el banquillo, pero su equipo no fue capaz de crear el menor peligro. Todo parecía perdido, pero en una acción sin peligro Saúl saltó en el área con las manos abiertas y el balón le golpeó en el brazo estando de espaldas. Mateu, que no había querido saber nada del agarrón de Djené a Morata en la primera parte, no tuvo ahora ni la menor duda. Enes Unal transformó el penalti con seguridad.
El Atlético se tiró con todo a por el 2-1, ya con Depay en el campo, pero aunque el equipo llegó en varias ocasiones, una de ellas en otro posible penalti de Djené, ahora al holandés, fue imposible batir de nuevo a Soria, por lo que se esfumaron dos puntos que parecían en el bolsillo y que seguro que se van a echar mucho de menos.
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