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Otra vuelta de tuerca al futuro del francés

Dembélé vuelve a marear al Barça: «Quiero seguir»

La segunda acepción de la palabra ‘culebrón’ que aparece en el diccionario de la Real Academia Española encaja como un guante: «Historia real con caracteres de culebrón televisivo, es decir, insólita, lacrimógena y sumamente larga». Lágrimas no se han visto -por el momento- en el tira y afloja entre el FC Barcelona y Ousmane Dembélé, pero nadie duda de que esta relación sí es insólita y sumamente larga. El último capítulo del serial inclina la situación hacia la renovación.

“Quiero seguir en el Barça. Estoy muy feliz aquí y creo en este proyecto. Además, estoy muy contento con Xavi”, ha transmitido Dembélé al resto de la plantilla azulgrana en el vestuario, según informa Mundo Deportivo. El extremo francés es alérgico a los micrófonos y esas palabras a sus compañeros son la única indicación sobre su futuro más allá del 30 de junio, cuando expira su vínculo con el Barcelona.

El equipo culé agotó todos los medios posibles para que Dembélé se marchara a otro equipo en el pasado mercado de invierno. Las medidas de presión incluyeron duras palabras en público de Joan Laporta, Mateu Alemany e incluso Xavi Hernández. El fútbol transita a una velocidad tan vertiginosa que el extremo y su entrenador parecen ahora mismo uña y carne. En la grada, los pitos de la afición azulgrana se han convertido en aplausos.

Dembélé ha respondido a la confianza de Xavi con varias actuaciones sobresalientes y encadena una decena de partidos sin sufrir ningún problema físico, una continuidad muy poco habitual desde su llegada al Camp Nou en 2017 procedente del Borussia Dortmund. En la goleada en el Santiago Bernabéu (0-4) volvió a ser decisivo con las asistencias de los dos primeros tantos. Ha repartido nueve pases de gol en apenas 12 partidos de Liga y ya es el segundo máximo asistente de la competición solo por detrás de Karim Benzema.

Durante este parón de selecciones, Dembélé no fue convocado con la selección francesa y pudo trabajar con tranquilidad en Barcelona de cara al exigente calendario que le espera a su equipo, con siete partidos en apenas 21 días. El galo intentará seguir hablando sobre el césped mientras el culebrón sobre su porvenir sigue en los despachos.