Deportes
El rutómetro

Deberes cumplidos

Estamos en capilla. Quedan pocas horas para conocer al nuevo ganador de La Vuelta. Han sido más de veinte días muy intensos, con fuertes emociones en carrera y fuera de ella. Desde los lejanos y verdes prados de los Países Bajos, pasando por un estreno peninsular norteño, prematuro y duro, hasta cruzar las ocho provincias andaluzas en plena sequía estival – ni un día de lluvia han tenido los ciclistas en lo que llevamos de Vuelta-, la carrera ha cumplido con creces el objetivo de mantenernos despiertos.

Ni la solvente actuación de Remco Evenepoel ha conseguido rebajar la intensidad de nuestra atención. La cara más triste de la edición la encontramos en la obligada retirada de Primoz Roglic. El campeón esloveno nos tenía guardadas sobremesas de gloria con su ciclismo agresivo. Una verdadera lástima. Aún así, llegamos a la penúltima etapa con las espadas en alto y La Vuelta por confirmar o asaltar. Objetivo cumplido.

Pedersen y Carapaz

Uno de los ciclistas que también ha cumplido con creces los deberes es Mads Pedersen. Lleva tres etapas y desde hace semanas luce merecidamente el maillot verde con el que rodará el próximo domingo por el Paseo de la Castellana. Pedersen es uno de los grandes nombres de esta Vuelta que va tocando a su fin. El danés es de esos velocistas a los que la montaña no se les acaba de atragantar, y he aquí uno de sus valores diferenciales. Ser un corredor capaz de superar los puertos de segunda y tercera con solvencia le representa haber eliminado a sus principales contrincantes velocistas cuando llega la hora de la verdad.

Además, hablamos de todo un campeón del mundo. Consiguió el arco iris en aquel campeonato celebrado en Reino Unido en el condado de Yorkshire , en pleno diluvio, convirtiéndose así en el primer danés en alcanzar el maillot maldito más pretendido.

Otro nombre que merece ser reseñado en negrita es Richard Carapaz. El ecuatoriano se ha redimido en esta Vuelta. Después de pinchar en hueso en el pasado Giro donde partía como el principal favorito, y ver escapar la maglia rosa en la Marmolada ante un Hindley bien pertrechado de gregarios de lujo; el de Carchi volvía con altas ambiciones a La Vuelta. Sin embargo, la primera semana se le atragantó, algo que no le impidió reciclarse en plena carrera y animar la segunda y tercera semana con victorias de etapas, entrar en casi todas las fugas del día, y si era menester, ayudar a sus compañeros, como sucedió en el Piornal con un magullado Carlos Rodríguez.

A falta de una etapa de montaña se encuentra líder de esta clasificación, con muchos números de certificar el maillot de topos azules en la Sierra de Guadarrama. Un logro que consuela un año enrevesado y con el que cierra un ciclo antes de empezar una nueva singladura profesional en el Education First.

Faltan pocas horas

De resto y principal, en horas saldremos de dudas. Será el momento de celebrar lo vivido, repasar los momentos más importantes y recordar lo que fue y lo que no pudo ser, lo que se alejó para siempre y quizá nunca volverá. Solo falta poner nombres a las incertidumbres que otorgan la gloria perpetua; de una Vuelta que termine como termine ha cumplido los deberes.