Del barrio más peligroso de Málaga a Primera División

Antonio Cortés Heredia, conocido como Antoñín en el mundo del fútbol, tiene 20 años y cumplió recientemente su mayor sueño: jugar en Primera División. Tras irrumpir y brillar en el primer equipo del Málaga, el Granada decidió hacer una ofensiva por él y lo fichó por algo más de dos millones de euros hace unos meses, antes del parón por el coronavirus. Una oportunidad única para el atacante, que valora lo conseguido por lo rápido que ha ocurrido y por lo difícil que le ha sido llegar a la élite.

Antoñín es de La Palmilla, uno de los barrios más conflictivos y peligrosos de Málaga. Orgulloso de su raza gitana, el futbolista ha sabido elegir su camino y conseguir su objetivo a base de esfuerzo y trabajo pese a los muchos obstáculos que ha tenido en el camino: «Yo empecé con seis añitos, en un club de mi barrio, en el 26 de febrero y desde ahí sabía que quería jugar al fútbol profesional que es lo que me gusta, lo he conseguido y a día de hoy estoy super contento. Desde siempre me ha gustado jugar cada partido como si fuera el último. Hay que luchar para ser feliz, desde pequeño he luchado para llegar adonde quería y soñaba».

Relata su trayectoria

«Me fui a jugar a Alemania (Schalke 04) con 15 añitos, no fue muy bien la adaptación y decidí volver al 26 de febrero. Después me firmó el Málaga CF. Estuve jugando en el juvenil, pero jugaba muy poco y me fui a El Palo. Después volví de nuevo al juvenil del Málaga y luego al filial. A día de hoy aún no me creo haber cumplido mi sueño. Me ha costado mucho llegar adonde estoy y ha sido todo muy rápido», explica Antoñín, que deja claro que no lo ha tenido fácil: «He tenido unos años muy complicados y esta es la recompensa. He aprendido que no hay que rendirse nunca. Hay que estar preparado mentalmente, he sido un poco ambicioso y eso te hace superarte día a día».

Ha tenido mala suerte porque tras llegar a Primera el fútbol ha parado debido a la crisis del coronavirus, pero espera pronto volver al verde con el Granada: «Pensaba que me iba a ser más difícil porque siempre he estado con mi familia. A pesar de lo que está pasando, hasta ahora no he tenido ningún día de bajón. Me levanto, entreno, me ducho, cocino y por la tarde un rato de series, de play, otra sesión de entreno, hablo con la familia, etc».