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FINAL CHAMPIONS LEAGUE: REAL MADRID VS ATLÉTICO

Los ceniceros de Carmena tienen ¡tres faltas de ortografía en cuatro palabras!

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Seguro que no era tan difícil escribir correctamente y sin faltas de ortografía cuatro palabras. No era un discurso de cien folios, ni un sumario judicial de veinte tomos, eran cuatro puñeteras palabras. Pues bien, los asesores de Manuela Carmena han logrado batir un récord: cometer tres erratas en cuatro palabras. Ni el peor enemigo habría asesorado tan mal a la septuagenaria alcaldesa de Madrid.

Vayamos por partes. En el letrero de los ceniceros para votar con colillas al campeón de la Champions puede leerse el siguiente mensaje: proximo campeon de europa. Si lo leen despacio, fonéticamente tendrán una frase impronunciable.

«proximo campeon de europa»

Primera falta de ortografía: proximo. Manuela Carmena quería decir «próximo», que significa en su segunda acepción «siguiente, inmediatamente posterior». Es una palabra esdrújula y, tal como manda la gramática y sostiene la Real Academia de la Lengua, todas las palabras esdrújulas –las que llevan acento en la penúltima sílaba– se acentúan.

Segunda falta de ortografía: campeon. Manuela Carmena quería decir «campeón», que significa «persona que obtiene la primacía en el campeonato». Es una palabra aguda y, tal como manda la gramática, todas las palabras agudas que terminan en vocal, en ‘n’ o en ‘s’ se acentúan.

Tercera falta de ortografía: europa. Manuela Carmena quería decir «Europa», que es el continente en el que vivimos. La gramática manda que los nombres de los países y de los continentes, igual que los nombres propios, se escriban siempre en mayúsculas.

Esperemos que la próxima vez la alcaldesa y sus asesores tengan más cuidado a la hora de respetar el lenguaje, porque es una de las pocas cualidades que diferencia al hombre del resto de los animales.