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Super Bowl 2016

Carolina Panthers vs Arizona Cardinals: Invencibles (49-15)

Al que se le olvide que antes de subir L’Alpe D’Huez hay que pasar por la Croix de Fer o el Glandon le puede pegar una buena pájara en la carretera. Es en el ‘hors categorie’ final cuando se reparten los galardones, pero en el puerto anterior donde los honores posteriores se pueden deslizar por un barranco. Esto pasó a los Cardinals en Carolina. Todavía sin la pajarita colocada para la ocasión, la ofensiva de Carolina les mojó el traje como un camión en día de lluvia.

En el primer cuarto ya tenían que buscar la cima a 17 puntos de distancia. Los Carolina Panthers demarraron y Arizona nunca se agarró a su rueda. Y llegó Carson Palmer certificando la versión más funesta del síndrome del pelirrojo en playoffs. Dalton le acompaña en el sentimiento desde su sofá en Cincinatti. La pistola no se afina, dispara donde quiere, y se le pone la cara del niño malo de Los Increíbles.

Y como buen malo de película de dibujos, las ideas siempre rozan la excelencia; la ejecución, como la cirugía de Carla Bruni. Carson Palmer repele a los playoffs como un vampiro el agua bendita. No se gustan, no se entienden, y el aficionado tampoco es capaz de comprenderlo. Un quarterback con capacidad para estar entre los cincos mejores de la liga, ve su brazo agarrotado cuando comienza enero. Una temeridad que sale muy cara a nivel individual y colectivo.

Carolina tiene a su ángel: Cam Newton

La religión de Cam Newton es una fe que adoctrina cada año a un mayor número seguidores en la NFL,  fanáticos del chico que ha ido madurando en el campo, y que sigue siendo un niño en el alma. En el universo de Cam Newton todo es divertido. Todo es motivo de risas, muecas de felicidad y celebraciones ostentosas. Y eso, hace feliz a Charlotte. 

Cam Newton entrando en la end zone de Arizona (Getty)

Russell Wilson fue su personal Juan el Bautista; y él, el Mesías dentro de la especie de quarterback móvil con una pizca de alma Brett Favre. Lanza fuerte, preciso y corre todavía mejor. Un superhéroe con casco y toalla que ha sacado sus superpoderes sin ningún tipo de complejo en una temporada que le lanza hacia su primer MVP y el estrellato. La Super Bowl será su bautizo…si la defensa de los Broncos permite la inmersión.

El ángel de los Panthers se marchó a dormir (‘a dormir’) con 19 de 28 para 335 yardas, dos pases de touchdown, 117 yardas por tierra y el corazón de todas las chicas del Bank of America. Le acompañó el eterno mal fario del ya mencionado Carson Palmer y su indestructible defensa. Total, sólo hubo un momento de ‘buenro’ para los de Arizona en todo el partido: cuando colocaron ele 17-7 en el marcador.

Un espejismo que se encargaron de liquidar Cam Newton y Kurt Coleman. El safety se erigió como el pilar defensivo con dos intercepciones; una de ellas clave al final del segundo cuarto. Era el momento, si es que lo hubo, de que los Cardinals cerrarán su particular cardenal, pero al igual que el color de su traje, la sangre no dejó de brotar.

La Super Bowl 50 ya está definida: Carolina Panthers vs Denver Broncos. Un duelo de defensas, de quarterbacks, de corredores, de receptores… Un duelo de football en su versión más ostentosa. Un lujo que dejará una imagen atípica: el Manning vs Cam Newton. Dos escuelas, dos filosofías, dos edades lejanas entre ambos rostros. ‘El abuelo’ (que puede jubilarse) contra Superman. Nada puede fallar para convertirse en un duelo de leyenda. Y a malas, si el football se coge el día libre, tenemos a Coldplay en el descanso. La Super Bowl, que diría Montes, realmente, puede ser maravillosa.