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Final Four Euroliga: Real Madrid 85 - Fenerbahce 80

¡Campeón! El Madrid gana la Décima

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Real Madrid ha vuelto reescribir la historia. La Décima Copa de Europa de baloncesto cayó en Belgrado en casa de Obradovic, con todo en contra y con un mérito tremendo de un grupo que hace historia. Los blancos entraron en la leyenda pasándolas canutas en el minuto final con Llull y Doncic eliminados por personales y jugándosela en la suerte del tiro libre para ganar por 85-80.

Causeur y Tavares, dos actores habitualmente secundarios, brillaron con luz propia para llevar al Madrid a su segunda Euroliga en cuatro temporadas. Laso entra en la historia del madridismo por la puerta grande con un equipo y un estilo de juego que seguramente sean irrepetibles y prometen escribir en un futuro no muy lejano más capítulos dorados tras vencer a los dos equipos más grandes de Europa en esta Final Four con permiso de los blancos.

El choque tuvo un inicio espectacular para Fenerbahce. Impulsados por el ensordecedor ruido de su afición, los turcos dominaron en la pintura a un Madrid al que se le vieron las costuras especialmente en el duelo entre Ahmet y Ayón. El pívot otomano firmó 8 puntos en los primeros compases, mientras que en los blancos el único capaz de sumar en el tanteador era un Doncic que firmó los 6 primeros blancos.

El partido mutó con un cambio radical en el quinteto de Laso mezclando a Llull con Rudy y Tavares. Los tres encabezaron un parcial de 14-2 en favor de los blancos con los internacionales españoles anotando triples y canastas decisivas, mientras que el caboverdiano se convertía en un cerrojo para las penetraciones turcas.

El efecto Tavares

El Madrid tuvo al Fenerbahce casi cinco minutos sin anotar entre el final del primer cuarto y el inicio del segundo, pero los turcos tienen un banquillo profundo e ilimitado de talento. Melli, pretendido en el pasado por los blancos, rompió la sequía con 5 puntos consecutivos en su cuenta, mientras los blancos iban perdiendo efervescencia en defensa.

Volvió al campo un Doncic precipitado y sobremarcado, algo que ayudó a que Carroll y Thompkins anotasen sus primeros tiros abiertos para mantener a los blancos en la puja. Wanamaker, sin embargo, supo leer a la perfección la situación con los blancos en bonus sacando faltas y sumando puntos que dieron la vuelta al marcador al descanso con el 38-40. Laso utilizaba todos sus recursos, a sus 12 jugador, sabedor que la corta rotación de los turcos tarde o temprano descendería en su nivel.

El Real Madrid metió una marcha extra de intensidad al inicio de la segunda parte y eso se tradujo inmediatamente en un 7-0 de parcial. Melli tuvo que volver a salir al rescate de su equipo con otros 5 tantos consecutivos que neutralizaban grandes momentos del capitán Felipe Reyes.

El Madrid, sin embargo, contaba con un arsenal infinito de armamento ante un Fenerbahce que ya no sabía a quien salir a puntear. Causeur explotó en el tercer periodo jugando sus mejores minutos como madridista con 12 tantos en el tercer periodo alcanzándose la mayor ventaja del partido en favor de los de Laso rozando la decena de puntos.

Causeur lo enchufa todo

El Fenerbahce parecía arrinconado y casi en la lona. Sus aficionados se habían quedado totalmente callados ante la avalancha de talento madridista. Pero al Madrid le tenían que llegar las malas noticias tarde o temprano. La cuarta falta de Llull fue un golpe moral duro quedando 9 minutos para el final del choque. Laso tenía que recomponer su plan con Carroll defendiendo a Ali, el héroe turco en las semifinales.

Los blancos tenían recursos y carrete para rato jugándole muy físico a un Fenerbahce que no conseguía desatascarse. Causeur impedía a Sloukas –el canalizador turco– crear cualquier tipo de situación ventajosa para sus compañeros, mientras que Tavarés asustaba a cualquier que se acercase a la zona.

Picando y picando en la mina, el Madrid consiguió la decena de puntos gracias a un triplazo de Carroll y luego una falta posterior antideportiva de Vesely. Los árbitros no iban a permitir ese balance positivo y a la mínima que tuvieron eliminaron a Llull para compensar el asunto.

Fenerbahce se acercaba a dos minutos del final con un Melli al que se le caían los puntos. El italiano recordaba a viejos fantasmas de las finales que los blancos no merecieron perder en Euroliga como Spanoulis o Tyrese Rice. Pero cuando todo se calentó, con Obradovic mordiendo a los árbitros hasta el límite de lo legal, los madridista mantuvieron la cabeza fría en la línea de tiros libres personificado en un Doncic con la hielo en las muñecas.

El Fenerbahce, ya a la desesperada, intentó por medio de Wanamaker un imposible, pero los blancos sabían perfectamente que contemporizando y no cometiendo pérdidas de balón la Décima estaría en el avión de vuelta. Sin embargo, Doncic también caía eliminado por faltas en la batalla a 38 segundos del final. Laso tenía que tirar de Campazzo porque ya no le quedaban más bases y el Fenerbahce seguía a 5 puntos hostigando.

Los turcos no iban a tirar la toalla. No tenían nada que perder y después de que Carroll (44 de 45 en tiros libres en toda la Euroliga) fallase uno desde la personal, Ali respondía con un triplazo que ponía al Fenerbahce a tres puntos a 22 segundos del final. El Madrid estaba asustado. No cabía duda. Demasiada historia en contra.

Causeur, el mejor del tercer cuarto, iría a la línea de personal fallando sendos tiros libres. Pero cuando todo parecía abocado a la heroicidad turca, apareció de la nada Trey Thompkins para palmear el balón y devolver la ventaja a los cinco tantos. Melli seguiría la secuencia con una canasta y Causeur pidió derecho de redención para cerrar el partido porque Sloukas sería incapaz de lanzar en la siguiente posesión.

El Madrid ya tiene la Décima y en un escenario que siempre ha sido lugar de grandes gestas como Belgrado. El madridismo recordará un esfuerzo de equipo ante un Fenerbahce que lo tenía todo a favor, pero que no contó con el corazón y el carácter ganador de los madridistas. Dos Copas de Europa en cuatro años. Este Madrid es histórico.