Un campeón empanado

• Tomeu Maura @tomeumaura
• Redactor jefe de Deportes en OKBaleares.
• • 22/08/2021 21:33
  • Actualizado: 22/08/2021 21:53

Son seis puntos en dos partidos. Los números respaldan al campeón, pero las sensaciones no son las mejores. La producción ofensiva rojiblanca está bajo mínimos, y aunque es cierto que Suárez sigue de pretemporada y Joao está recuperándose, lo cierto es que el equipo se basa tan sólo en lo que sea capaz de crear Correa, autor de los tres goles que ha marcado el equipo en lo que llevamos de Liga. Ni Carrasco, ni Llorente ni Lemar han hecho todavía acto de presencia y el bloqueo en ataque empieza a ser evidente. El Elche estuvo muy cerca del empate y apenas concedió nada. De no haber sido por el error grosero de su portero en un despeje fácil el partido hubiera sido muy diferente, pero pagó con una derrota su único momento de flaqueza. Simeone, que es consciente de todo, no deja de reclamar un 9 de nivel para elevar la competencia arriba. No puede estar más cargado de razón.

El Atlético comenzó poderoso y jerárquico, mandando al Elche muy cerca de su portero y evitando que tuviera la menor opción de acercarse a Oblak, pero el arranque  no duró demasiado porque los ilicitanos consiguieron su propósito de amansar el partido. Al paso por el minuto 30 y la pausa de hidratación no había habido una sola ocasión de gol y el mejor argumento ofensivo del campeón apenas había sido un disparo muy lejano de Saúl que se perdió por encima del travesaño de Kiko Casilla.

Con Kondogbia como tercer central, De Paul virado a la derecha y Lemar apareciendo sólo de forma intermitente, el Atlético no tardó en echar mucho de menos a un  verdadero delantero centro. Correa ejerció de 9 provisional, pero la línea de cinco defensas del Elche le cerró bien y luego, cuando el que ocupó ese puesto fue Carrasco, tampoco logró crear el menor peligro. El equipo tiene argumentos suficientes como para ser más incisivo, pero lo cierto es que entró en un agujero negro del que le costó mucho salir. A los 35 minutos, cansando de conformarse con la nada, Simeone se levantó del banquillo para pedir a la grada que elevara el tono. Tras un año y medio sin poder entrar en el estadio, los 25.000 rojiblancos captaron de inmediato el mensaje de su entrenador y se levantaron como un resorte.

La arenga del Cholo resultó ser providencial. Cuando más atascado estaba el partido, con el Elche creciendo por momentos, Rodrigo De Paul robó un balón en medio campo y advirtió el desmarque de Correa, al que mandó a correr al espacio. La aventura parecía condenada al fracaso porque Kiko Casilla partía con mucha ventaja en el despeje, pero de forma totalmente inesperada golpeó al aire y dejó con la portería expedita al goleador rojiblanca, que tuvo tiempo de controlar y tocar con el exterior al palo contrario al que llegaba el mallorquín Bigas.

El 1-0 fue una verdadera sorpresa a la vista de cómo estaba el partido, pero volvió a demostrar que el Atlético necesita muy poco para sacar el premio gordo y, de paso, elevó a los altares a Ángel Correa, inesperado pichichi rojiblanco. El argentino lleva ocho goles en los diez últimos partidos que ha jugado y es con mucha diferencia el jugador más decisivo del equipo. No es que nadie discuta ya su titularidad. Es que el primer objeto de atención por parte de los contrarios.

Rabioso por un gol en contra que no merecía su fútbol, el Elche se tiró arriba en busca de una revancha inmediata y en el descuento de la primera parte disfrutó de su primera y única llegada con criterio cuando el balón le llegó en el área a Lucas Boyé. El argentino es uno de los delanteros que mejor protege de espaldas de toda la Primera División. Su único lunar es que tiene poco gol. De hecho, si lo tuviera estaría en un equipo top. Lo demostró en el momento en el que dio un movimiento de más en el remate y su disparo se marchó por encima del travesaño en el instante previo a que De Burgos Bengoetxea pusiera punto y final a una primera parte en la que el Atlético estuvo por debajo de lo esperado.

Casilla tuvo oportunidad de expirar su error en el primer minuto de la reanudación cuando voló para abortar un cabezazo de Giménez tras un saque de esquina botado por Koke. La consigna era tratar de doblar la ventaja y apagar las aspiraciones del Elche, pero volvió a pasar lo mismo que en la primera mitad y los alicantinos no tardaron en apagar el fuego. Tras una acción de De Paul con Carrasco fue el equipo de Escribá el que empezó a reclamar su espacio. Kondogbia tuvo que frenar un uno contra uno ante Guti y poco más tarde Milla ensayó desde muy lejos para obligar a intervenir a Oblak por primera vez.  Preocupado por lo que intuía, el Cholo empezó a mover el banquillo. Trippier y Suárez no tardaron en pisar el césped. Tampoco Escribá se quedó parado. Su último fichaje, el pipa Benedetto, acompañó arriba a Boyé. Casi de inmediato se dejó notar con un disparo desde fuera del área que detuvo Oblak.

La tarde acabó con Luis Suárez en un preocupante estado físico, con el Atlético obligado a replegarse para evitar un disgusto y con el Elche amenazando pero no dando. La clasificación dejará al campeón en lo más alto del podio, pero ni uno solo de los casi 25.000 espectadores que volvieron al estadio tomó satisfecho la línea de Metro. Hace falta engrasar la maquinaria y, quizás, sustituir alguna pieza. Muy atentos al final de mercado porque puede marcar la diferencia.