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Hay Liga: el Barça a tiro de piedra de Madrid y Atlético tras caer en Anoeta

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Hace menos de 150 minutos en Liga, Piqué celebraba un tanto que dejaba al Real Madrid a 13 puntos. Si pulsamos en el Fast Forward del DVD de la competición de aquel momento al actual, lo que parecía un título más que decantando para el Barcelona se ha convertido en un quebradero de cabeza. El Barcelona depende de sí mismo, pero se queda sin margen de error después de perder en Anoeta –su campo maldito– con un gol de un chaval de 18 años. Ver para creer.

La Real Sociedad comenzó sin complejos y con la convicción de que el viento sonreiría a su favor. El Barça lleva desde 2007 sin saber lo que es ganar en San Sebastián, casi nada. Su entrenador Eusebio, gran conocer de La Masía y sus planteamientos, pidió a los suyos salir a presionar hasta las barbas de Bravo y pronto encontró el premio a su idea con un tremendo tanto del jovencísimo Oyarzabal. El jugador de 18 años cazó un centro Xabi Prieto tras una recuperación en tres cuartos de cancha. El capitán de la Real puso con su guante un balón al punto de penalti y el joven delantero peinó a la escuadra el balón.

El Barcelona se quedó en estado de shock. La medular formada por Arda y Rafinha carecía de inspiración, jugaban sin vértigo y sin gracia. Se percató de la situación un Messi que bajó a ayudar en la creación dejando consiguientemente a los culés sin gol. Con Neymar missing y con Munir siendo una copia mala de Luis Suárez, el Barcelona sólo remató en una ocasión en toda la primera mitad.

Luis Enrique mete al once de gala

El cortocircuito que tenía el Barcelona pronto lo quiso solventar Luis Enrique. El asturiano metió a sus 11 cabrones de siempre –como diría John Benjamin Tosack– y la cara se le cambió al Barcelona. Iniesta dio movilidad y toque, mientras que Jordi Alba profundidad por la izquierda. La Real cedía metros como una defensa rugby.

Cuando el Barça se las prometía muy felices, la figura de Rulli emergió como un resorte. El portero argentino desquició a Messi con dos grandes intervenciones, que dejaron a su compatriota al borde de la desesperación. Los jugadores culés fueron perdiendo los estribos contra el árbitro por considerar que los jugadores de la Real perdían tiempo y se excedían en sus entradas –Piqué y Alba vieron la amarilla por protestar–. Finalmente, los donostiarras firmaron la gesta no sin sudar y haciendo un tremendo favor a la Liga. Nadie daba un duro por ver revivir este título de Liga.