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CHAMPIONS LEAGUE: BARCELONA VS ATLÉTICO

Al Atlético también le atracan en el Camp Nou

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Salió valiente el Atleti como un torero dispuesto a recibir a un vitorino a portagayola. Presión arriba hasta el área del Barça, todo para alejar la pelota lo más posible del área de Oblak. Eso sí, cuando no recuperaban a la primera, los de Simeone hacían el acordeón y se refugiaban con los once jugadores metidos en torno a la frontal de su área.

Disponía el Barcelona de la pelota como Messi de sus ahorros en Panamá: con absoluta impunidad. Los de Luis Enrique, pacientes como la familia Pujol para labrar su fortuna, circulaban la pelota de un lado a otro hasta encontrar el hueco en la pobladísima defensa rojiblanca, azul marino en el Camp Nou.

Una maniobra de Neymar la culminó a Messi con un disparo de zurda que se le marchó fuera. Era el primer aviso del Barça a los cinco minutitos. El Atlético seguía a lo suyo: presionar y retroceder. Y hasta tener un punto de descaro, como un niño con las visitas, cuando tenían la pelota. Definitivamente, Simeone tenía un plan.

El partido había salido precipidado y sin ataduras, como una tronista en un after. Ida y vuelta, pérdidas, recuperaciones… Más jaleo que fútbol. A los 12 minutos Messi hizo el ridículo al disparar casi a saque de banda un centro de Jordi Alba. Si ese remate lo hubiera hecho Arbeloa, habría salido en Cracovia. Pero hasta el mejor escribano echa un borrón.

Crece el Atleti, duda el Barça

En el minuto 14 el Camp Nou tributó un minuto de aplausos a Johan Cruyff y en el 17 la habitual manifestación, tan vergonzosa como multitudinaria, a favor de la independencia. El juego, mientras, tenía vida propia como el peinado de Punset. El Atlético crecía según pasaba el tiempo. Al Barcelona le sobrevenían las dudas. Pudo disiparlas Neymar si su cabezazo a pase de Dani Alves no se hubiera ido arriba. Pero, como cantaba Laura Pausini, Se fue. Se siente.

Una  buena maniobra de Griezmann culminó con el primer disparo a puerta del Atlético a los 22. Era un aviso de lo que llegaría dos minutos después. Koke filtró un último pase maravilloso para Torres que se zamparon al unísono Mascherano y Alves. Torres encaró a Ter Stegen con la calma del veterano y se la coló entre las piernas. El plan de Simeone salía a la perfección: 0-1 y el Barça desquiciado.

El Niño se hiperventiló y le metió una cornada a Neymar sin ton ni son por la que vio una amarilla merecida. Habíamos llegado a la media hora de juego y el Atlético tenía el partido donde quería. Luis Enrique empezaba a poner caritas como Jim Carrey. Chuflaba el Camp Nou.

Ter Stegen salvó el 0-2 con una mano milagrosa a un disparo de Griezmann dentro del área que se envenenó tras dos botes. Simeone se mesaba el pelazo. En la contra posterior Koke veía la segunda amarilla de los rojiblancos al parar la acción de Messi. Rigurosilla. Y un minuto después, obviamente, el Atlético se quedó con diez. Fernando Torres no fue listo, es cierto, pero a Felix Brych, desde ahora AMIGO FELIX (sin tilde que es alemán), le faltó tiempo para sacar la segunda amarilla al Niño de forma inmediata. No tenía ganas ni nada.

Busquets hizo su deplorable teatro habitual y le funcionó como habitualmente. Ya estamos acostumbrados a estas ayudas al Barça en Cataluña, en España, en Europa y en el mundo. Ya nos lo sabemos: Obrevo, Stark, De Bleckeere y ahora el AMIGO FELIX. El Barça dominó casi por obligación, sin prisa, a sabiendas de que el AMIGO FELIX aún tenía que pitarles al menos un penaltito a favor para poder arbitrar el próximo Gamper y recibir la medalla de oro del Barcelona.

Un Barça furioso y con 12

Salió el Barça furioso tras el descanso y con dos jugadores más si contamos al AMIGO FELIX. Tuvo dos ocasiones seguidas para hacer el empate: una chilena acrobática de Messi en el 49 y un disparo de Neymar al travesaño en el 50. Se mascaba el 1-1, pero el Atlético sabe sufrir como un autónomo.

Los de Simeone llegaron al 60 con la puerta intacta, puede que casi de milagro, pero ya se defendía con sus diez efectivos dentro de su propia área. Y entonces cayó el 1-1 en un barullo en el área que resolvió Luis Suárez dentro del área pequeña. Aún tenía tres jugadores del Atletico por detrás por mucho que los colchoneros levantaran la mano.

El AMIGO FELIX perdona la roja a Luis Suárez

Pero el AMIGO FELIX no había dado su última ayudita al Barça, que la hizo en el minuto 70 después de un puñetazo alevoso de Luis Suárez sobre Filipe Luis. El nuevo –perdón, el enésimo– árbitro de cámara del Barcelona perdonó la expulsión al iracundo uruguayo. Resolvió el asunto haciéndose el orejas con una amarilla que era una roja como La Sagrada Familia de Gaudí.

En el 73 el propio Luis Suárez, que merecía estar expulsado, marcó el segundo para el Barça. Una pared doble con Messi y Dani Alves la cerró el uruguayo –sí, el que debía de haber estado en el vestuario– con un testarazo tan violento como su puñetazo anterior a Filipe Ruis. Se consumaba el hurto, el robo, el atraco, el saqueo, el timo, la estafa, el tocomocho al Atlético. El Barça lo había vuelto a hacer. Como decía Cristiano Ronaldo, «sólo robar».

Pero el Camp Nou quería más. Aún le dio tiempo al estadio azulgrana a reclamar un penalti inexistente sobre Messi. Esta vez, el AMIGO FELIX no se atrevió a señalar nada. El escándalo, ya de por sí de proporciones oceánicas, habría alcanzado un nivel como para que Simeone hubiera retirado a su equipo del campo.

Al AMIGO FELIX le faltó rematar los córners

Como el AMIGO FELIX no tenía prisa, añadió cinco minutos a los 90 por si al Barça le daba tiempo a meter el tercero. El cuerpo le pedía al AMIGO FELIX subir a rematar los córners, pero no quería estorbarse con Piqué, que es mejor rematador que él. Intentaba el Barça apurar los generosísimos minutos de alargue con un gol que casi sentenciara la eliminatoria, pero el Atlético es como Rita Barberá: si le atacan, saca las uñas.

Sufrieron los de Simeone con diez contra doce, con el fantasma de Lisboa sobrevolando sobre las almas rojiblancas. Pero esta vez no estaba Sergio Ramos. Caían los minutos y llegábamos al 94. Sólo le quedaba uno más por resistir al Atlético. Y resistió. Aguantó con uno menos a un Barcelona que, otra vez, sí, otra vez, volvió a jugar con uno más gracias a la vergonzosa y parcial actuación del colegiado Felix Brych. Del AMIGO FELIX.