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CHAMPIONS / JORNADA 5

El Atlético confirma su debacle

Sólo puede aspirar a la Europa League, que también tiene muy complicada

Simeone llegó demasiado lejos en su pugna con Joao: le sacó en el minuto 87

El colmo llegó al final: penalty fallado por Carrasco, Saúl al larguero y Reinildo falla

El final más cruel para el Atlético en el minuto 99: penalti fallado, cabezazo al palo y eliminación

No es la primera vez que el Atlético de Simeone cae en la ronda de grupos de la Champions, pero seguramente ésta es la más dolorosa. Tercero en un grupo carente de rivales de prestigio, con una sola victoria en cinco partidos, el equipo se despide de Europa antes de que llegue el parón del Mundial y compromete su futuro deportivo y sobre todo económico. El Bayer, entusiasta pero desordenado, hurgó en la debilidad defensiva rojiblanca y consiguió que el Metropolitano mutara de los aplausos a los silbidos. Muchos jugadores han quedado marcados y de la debacle tampoco se escapa el Cholo, que no deja de cometer errores. Sacar a Joao a los 87 minutos de un partido que había que ganar sí o sí es el último de ellos.

El resultado convierte la última jornada en una triste pasarela hacia la Europa League o hacia la nada. Con un punto por encima del Leverkusen, pero el golaveraje perdido, es probable que al Atlético sólo le valga ganar en Oporto para buscar el consuelo del segundo torneo continental. Un premio difícil de aceptar para un equipo que se deja en el camino más de 20 millones de euros y, posiblemente, algunas consecuencias más traumáticas.

La noche ya comenzó intoxicada porque el Brujas enfrió el ambiente dejándose llevar ante el Oporto, en una actitud impropia de cualquier equipo que no quiera ensuciar la pureza de la competición, y sobre el campo el Atlético pareció acusar el golpe del resultado que se había producido en Bélgica. Los jugadores arrancaron sin alma y el Leverkusen, que apareció lleno de suplentes y con aspecto de cordero degollado, hundió las garras sin piedad en cuanto tuvo la ocasión. A los nueve minutos Griezmann cometió un pecado mortal perdiendo un balón prohibido en el borde de su área y la combinación inmediata dejó a Diaby solo ante Oblak, al que superó con un disparo a la escuadra.

El 0-1 obligó al Atlético a dejarse de contemplaciones y a remar contra corriente ante un rival que ya tenía en el bolsillo lo que había venido a buscar. A los 12 minutos Correa recibió solo ante Hradecky, pero el portero finlandés se hizo gigante para rechazar su disparo y abortar el empate. De repente se aparecieron en el Metropolitano todos los fantasmas del partido ante el Brujas, pero Carrasco se encargó de espantarlos a los 21 minutos con un disparo desde fuera del área que ahora sí besó la red para desatar la euforia en un estadio que necesitaba una alegría así.

De repente el Bayer se descosió y el Atlético le siguió en su aventura. La noche pasó a ser un correcalles y el balón transitó de un área a otra sin solución de continuidad. Justo lo contrario de lo que le pide el Cholo a sus jugadores, y por supuesto las consecuencias no tardaron en llegar. A los 28 minutos Correa volvió a cometer el error que tan caro le había costado antes a Griezmann y se jugó un regate innecesario que de nuevo se pagó con sangre, ahora de la mano del inglés Hudson-Odoi, que vulneró a Oblak con un disparo raso. El 1-2.

El Metropolitano se cansó de la broma y entró en modo protesta, cansado de una decepción tras otra y, sobre el campo, el equipo sí acusó esta vez el golpe. El Bayer lo vio venir y se replegó atrás, pero lo sangró al contragolpe. Oblak evitó el 1-3 ante Hlosek y Amiri dejó en pañales a Kondogbia y Witsel, que nunca pudieron con él. La única respuesta rojiblanca fue un remate en propia puerta de Hincapié, pero ni Morata, ni Correa, ni Griezmann ni Carrasco pudieron aportar nada a un partido que llegó al final de la primera parte teñido de drama.

Simeone metió el bisturí en el descanso y relevó a Hermoso y Correa, horribles en la primera parte. De Paul y Saúl se incorporaron al partido para recuperar el centro del campo y antes de que se cumpliera el primer minuto Carrasco ya había probado a Hradecky, aunque su disparo lo rechazó Frimpong. Estaba claro que la tendencia había cambiado y el equipo no tardó en recoger los frutos. A los 49 minutos Carrasco le dejó un balón a De Paul y el argentino lo colocó con el exterior a un lugar imposible para el portero. Un golazo para volver a empezar la noche desde cero.

Lo que siguió a partir de ahí fue un verdadero monólogo. El Atlético entendió que había llegado su momento y sometió al Bayer a un castigo tremendo. Griezmann en dos ocasiones tuvo el 3-2, Carrasco volvió a beber de la fuente de la eterna juventud y De Paul se echó el equipo a la espalda. El gol rondó una y otra vez el estadio, pero el partido fue avanzando  sin que llegara y con la amenaza de que en un contragolpe se esfumara la última esperanza de clasificación. Diaby de hecho rozó el 2-3 a falta de un cuarto de hora, pero se interpuso Oblak.

La recta final fue una auténtica agonía. Griezmann volvió a encontrarse con el portero a los 78 minutos, pero Paulinho obligó a Oblak a emplearse a fondo a los 81. Era ya todo o nada y a los 87 minutos Joao reemplazó a Giménez, consciente de que era necesario asumir el máximo riesgo, pero ya no hubo tiempo y al final se consumó el desastre rojiblanco que además no pudo acabar peor. A los 98 minutos falló un penalty Carrasco, Saúl envió el rechace al larguero y luego Reinildo erró el tercer remate. Made in Atlético.