¿Cual es el verdadero peligro de las moscas?
Las moscas siempre se han definido como uno de los insectos más molestos del mundo. Unos bichos que no te dejan de atormentar durante la siesta o que incluso se introducen en tus oídos en busca de demostrar una vez más su estado permanente de pesadez. Pero hay que tener cuidado con este tipo de animales, ya que no solo son incómodos sino que también pueden generar múltiples problemas de salud. Según un estudio publicado en la revista Scientific Reports, estos organismos son capaces de transportar cientos de patógenos perjudiciales para la salud. Te lo contamos.
Un insecto peligroso
No solo la tranquilidad está en riesgo con la llegada de la típica mosca que quiere fastidiarte la siesta. La salud es otro de los aspectos que deben cuidarse después e haber entrado en contacto directo con uno de estos insectos. Unos ejemplares que transportan cientos de microorganismos patógenos potencialmente peligrosos para la salud de los seres vivos.
Un comité internacional de investigadores dirigidos por Donald Bryant ha decidido estudiar un poco más a fondo este tema analizando los microbiomas de 116 moscas y moscardones de tres continentes distintos. Los resultados han sido muy claros. Cada uno de esos ejemplares es capaz de almacenar varios centenares de microorganismos causantes de enfermedades perjudiciales para los seres humanos: úlceras, Hlicobacter Pylori o cáncer de estómago son algunas de las afecciones más conocidas. Un descubrimiento que ha cambiado la percepción de los científicos que pensaban que este tipo de enfermedades solo se adquirían por medio de los alimentos o el agua contaminada.
El mal reside en la ciudad
Las mosca de campo que incluso el propio Salvador Dalí atraía para inspirarse no tienen nada que ver con los insectos criados en la ciudad. La contaminación que reside en las grandes poblaciones genera que las moscas incluyan una mayor carga nociva en sus cuerpos. En concreto, la parte que más microorganismos patógenos transporta son las patas. Sin olvidarnos de las propias alas que se mantienen en contacto continuo con el aire contaminado de la ciudad.
Cabe destacar que las moscas no suelen hacerle ascos a nada. Cadáveres, heces, materia en descomposición, material de hospital… Estos insectos se posan en cualquier tipo de superficie, lugares donde adquieren esos microorganismos de los que hablamos para después actuar como una auténtica lanzadera natural.