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Soy arquitecto y ésta es la razón por la que jamás compraría un piso con la entrada en una esquina

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Comprar una vivienda de segunda mano es, para muchos, la única opción posible frente a los elevados precios del mercado inmobiliario actual. Sin embargo, lo que en principio puede parecer una gran oportunidad para crear un hogar a medida, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza si no se consideran algunos factores clave desde el principio. Edu Saz, arquitecto con experiencia en reformas integrales, ha identificado una serie de errores habituales que los compradores cometen al comprar un piso de segunda mano. Según él, hay ciertos detalles en la distribución de una vivienda que, si no se detectan a tiempo, pueden dificultar y encarecer el proyecto de reforma.

La ubicación de la puerta de entrada puede parecer un detalle menor, pero, según explica, cuando una vivienda tiene la entrada situada en una esquina del plano, la organización interior se complica considerablemente. Este tipo de accesos obligan, casi siempre, a incluir un largo pasillo que conecte las distintas estancias de la vivienda. ¿El problema? Esos metros que se destinan al pasillo son, en la práctica, espacio desaprovechado. En lugar de aprovechar el plano para crear zonas útiles, funcionales y bien distribuidas, se pierde eficiencia al tener que conectar habitaciones dispersas. Además, este tipo de distribución tiende a dejar algunas estancias mal ventiladas o con poca luz natural, lo cual afecta a la calidad del espacio habitable.

El acceso en esquina: el gran enemigo de la eficiencia espacial

Hay un tipo de vivienda muy habitual en edificios antiguos: las conocidas como «casas tubo». Son pisos largos y estrechos, encajados entre medianeras (paredes que comparten con los vecinos), con una distribución en línea recta que a menudo deja a las estancias centrales sin acceso a la luz natural ni a una ventilación adecuada.

Este tipo de arquitectura puede parecer pintoresca a primera vista, pero suele estar plagada de inconvenientes. Los baños y cocinas, por ejemplo, tienden a ubicarse en el centro del pasillo, sin ventanas ni ventilación directa. Y eso significa mayor humedad y peor iluminación. Las salas de estar, a menudo, quedan al fondo del piso, lejos de la entrada y del flujo natural de luz.

Saz advierte que reformar una vivienda de este tipo para mejorar su luminosidad puede ser complicado si no se cambia por completo la distribución. Aun así, si se decide comprar un piso con esta configuración, lo ideal sería trasladar las estancias más utilizadas durante el día (como salón, cocina y comedor) a las zonas que tengan acceso a luz natural, y dejar las habitaciones y baños en zonas más oscuras.

La importancia de un acceso bien pensado

Más allá de la ubicación física de la entrada, es fundamental pensar en lo que sucede una vez se cruza la puerta. Un buen acceso no sólo conecta bien con el resto de la vivienda, sino que define el carácter del hogar. Saz recomienda diseñar un recibidor funcional, desde donde se pueda acceder fácilmente a las distintas zonas sin necesidad de recorrer pasillos interminables.

El recibidor es el primer contacto con el hogar, y una mala distribución desde este punto puede condicionar toda la experiencia. Lo ideal es que desde la entrada se perciba una sensación de amplitud, con visuales abiertas hacia la zona de día. Esta disposición es mucho más cómoda, y también contribuye a una mejor iluminación y ventilación natural.

El papel del arquitecto: más allá del diseño

Muchos compradores creen que únicamente necesitan a un arquitecto cuando llega el momento de diseñar la reforma. Pero lo cierto es que contar con un profesional desde el principio del proceso puede ahorrarte muchos problemas. Un arquitecto no sólo aporta ideas estéticas, sino que también analiza la estructura del edificio, evalúa la viabilidad de los cambios que tienes en mente y te ayuda a prever costes ocultos, según recoge Infobae.

En palabras de Saz, comprar una vivienda sin conocer sus limitaciones reales es como comprar un coche sin mirar el motor. Puedes encontrarte con sorpresas desagradables que te obliguen a cambiar todo el planteamiento o a asumir un gasto mucho mayor del previsto.

Adquirir un piso de segunda mano puede ser una gran oportunidad, pero también un riesgo si no se toma con la cautela necesaria. Más allá del precio, es fundamental saber identificar si esa vivienda tiene el potencial de transformarse en un hogar funcional, cómodo y bien aprovechado. Antes de lanzarte a la compra de un inmueble antiguo con la idea de reformarlo, es esencial analizar aspectos fundamentales como la distribución de los espacios, la ubicación de la entrada, la orientación solar y la estructura del edificio.

Detalles como acceder al piso por una esquina pueden implicar largos pasillos innecesarios que restan metros útiles. Asimismo, los muros de carga en lugares estratégicamente desfavorables o las viviendas tipo «tubo» con poca luz natural pueden suponer limitaciones importantes.