Un rayo cósmico ha impactado sobre nuestro planeta y estas serán las consecuencias en nuestra salud

Los científicos han observado un impacto masivo de un rayo cósmico en la Tierra, aunque afortunadamente se produjo a una distancia considerable de España y otros países, evitando cualquier peligro potencial para la población. Este evento ha hecho que se intensifique la investigación para detectar cualquier objeto dentro de nuestro planeta, así como en la galaxia. Por el momento, este fenómeno se ha denominado «Amaterasu», en honor a la diosa japonesa del sol. Ahora se cuestiona cómo podría afectar un fenómeno de tal magnitud a nuestro organismo y cuáles serían sus posibles consecuencias.

Nuevos datos publicados en la revista ‘Science’ han revelado el impacto de un poderoso rayo cósmico en la Tierra, detectado por expertos de la Universidad Metropolitana de Osaka. Este fenómeno ha sobrepasado la energía generada por cualquier acelerador humano conocido. La procedencia de esta ultra-energía es desconocida, lo que lo convierte en un misterio científico. Los expertos están preocupados sobre las posibles consecuencias para la salud, dado que estos rayos cósmicos pueden acarrear efectos graves.

Amaterasu, el rayo cósmico ultraenergético

Los rayos cósmicos son partículas atómicas o subatómicas que llegan a la Tierra de manera prácticamente constante desde el exterior de nuestra atmósfera. Estas partículas consisten en una variedad de energías y están cargadas eléctricamente.

Se originan principalmente como protones, electrones o núcleos atómicos que viajan a velocidades extremadamente altas, con algunos de los más energéticos moviéndose a velocidades cercanas a la de la luz.

Para ilustrar su potencia, Amaterasu posee una energía un millón de veces mayor que la generada por cualquier acelerador de partículas avanzado, como el Gran Colisionador de Hadrones del CERN.  El impacto de una sola partícula como esta, cuyas dimensiones son del tamaño atómico o subatómico, sería equivalente a la caída de un ladrillo sobre nuestro pie desde la altura de nuestra cintura.

Sin embargo, lo más desconcertante de este reciente descubrimiento es el origen enigmático de Amaterasu: aún no se ha identificado ni el tipo de partícula cósmica al que pertenece ni la fuente de la cual proviene. Siguiendo la dirección del rayo, Amaterasu parece provenir del Vacío Local, un área desolada en el espacio en el límite de la Vía Láctea.

En este lugar no se encuentra ningún objeto astrofísico ni evento astronómico que los detectores hayan identificado como el origen de Amaterasu. Las dimensiones exactas del Vacío Local no están completamente definidas, pero se estima que tiene un diámetro de al menos 150 millones de años luz y puede extenderse a una profundidad de hasta 230 millones de años luz.

Efectos para la salud

Nuestro planeta y los seres humanos están protegidos de manera indirecta por los rayos cósmicos gracias al campo magnético que nos rodea. Aunque en algunas ocasiones, esta radiación cósmica puede llegar a la población, lo hace a niveles muy bajos que no se consideran suficientes para tener un impacto significativo en la salud, según indica la IAEA. Por lo tanto, la evidencia científica actual no sugiere preocupaciones en términos de salud a gran escala debido a estos rayos cósmicos.

Sin embargo, existen excepciones, como en el caso de los astronautas, cuya exposición a la radiación galáctica es considerablemente mayor que la de cualquier persona en la Tierra. Existen investigaciones que han relacionado esta exposición con posibles daños biológicos y alteraciones en el ADN.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que una exposición prolongada y significativa de tejidos y órganos vivos a la radiación puede causar daños. Los efectos dependen de varios factores, como la cantidad de radiación recibida, el tipo de radiación, la sensibilidad individual y las características biológicas como la edad, el sexo y las enfermedades preexistentes.