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Parece Grecia pero está en España: el pueblo de pescadores con casas blancas y puertas azules que parece de cuento

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cuando pensamos en playas idílicas de aguas cristalinas y casitas blancas con detalles en azul, es inevitable imaginar las famosas islas griegas. Sin embargo, no hace falta cruzar el Mediterráneo hasta el Egeo para encontrar un lugar que capture esa esencia. En la Comunidad Valenciana, se esconde un pueblo de pescadores que enamora a todo aquel que lo visita: la cala Portitxol, también conocida como Cala Barraca.

Más allá de su apariencia pintoresca, esta cala tiene mucho que ofrecer. Su entorno natural y su historia la convierten en un destino imprescindible para quienes buscan desconectar y disfrutar de actividades acuáticas como el kayak o el submarinismo. La combinación de su paisaje único y su tranquilidad hacen de Portitxol un lugar ideal para el verano, donde el tiempo parece detenerse y cada momento invita a contemplar la belleza del Mediterráneo en estado puro.

El pueblo de pescadores más bonito de España

Situada en el municipio de Jávea, en Alicante, ésta pequeña cala destaca entre tantas otras por su autenticidad. Rodeada de montañas y con una isla justo enfrente (la Isla Portitxol, declarada Bien de Interés Cultural), conserva la esencia mediterránea tradicional. Las casitas blancas que bordean la costa, conocidas como «barracas», fueron construidas originalmente para guardar las herramientas de pesca y proteger a los pescadores durante sus jornadas de trabajo.

Aunque la playa de este pueblo de pescadores está ganando fama rápidamente, aún conserva ese carácter casi virgen que la hace tan especial. La cala no es de arena fina, sino que está formada por grava y guijarros, por lo que se recomienda llevar escarpines para disfrutar del baño cómodamente. Las aguas tranquilas, limpias y poco profundas son perfectas para nadar, pasear en kayak o descubrir la vida submarina practicando snorkel. Todo esto, en un entorno protegido por acantilados y vegetación autóctona.

Un paraíso para los amantes del mar y la naturaleza

La Isla Portitxol, es un pequeño tesoro natural. Con apenas 300 metros de longitud, guarda restos arqueológicos que hablan de antiguas civilizaciones, desde fenicios hasta romanos. Además, su valor botánico y paisajístico atrae a quienes disfrutan del senderismo. Los fondos marinos que rodean la isla son ideales para bucear, con cuevas y una gran diversidad de fauna que invita a sumergirse y descubrir sus secretos.

La cala Portitxol es un espacio perfecto para quienes buscan actividades acuáticas tranquilas y seguras. El kayak es muy popular aquí, ya que la ausencia de oleaje permite navegar sin dificultades y apreciar el entorno desde el mar. Mientras, el snorkeling se vuelve una experiencia fascinante gracias a la transparencia del agua y a la riqueza del ecosistema submarino, donde peces, erizos y pulpos se muestran en todo su esplendor.

Este pueblo de pescadores no es sólo para quienes buscan un descanso tranquilo al sol o un baño refrescante. Su entorno natural invita a realizar rutas de senderismo por los acantilados cercanos, donde se pueden descubrir miradores espectaculares como la Cruz de Portitxol, un lugar ideal para capturar vistas panorámicas de la cala y la isla.

Cómo llegar

Llegar a la cala Portitxol no es tan sencillo como a otras playas más accesibles, pero precisamente esto es lo que le ayuda a mantener su esencia. No hay transporte público directo hasta aquí, por lo que es necesario acudir en coche desde el centro de Jávea, a unos ocho kilómetros de distancia. La carretera que conduce a la cala está bien señalizada y atraviesa zonas residenciales y paisajes mediterráneos. Debido al control de acceso que establece el Ayuntamiento para evitar aglomeraciones en verano, conviene planificar la visita y llegar temprano, ya que el aparcamiento es limitado.

Descubriendo los alrededores

Si decides extender tu viaje, la zona que rodea la cala ofrece otros rincones dignos de visitar. La vecina cala Granadella es otro paraíso para los amantes del buceo, aunque más concurrida en temporada alta. Por otro lado, el núcleo urbano de Jávea te sorprenderá con su casco histórico, su mercado tradicional y sus monumentos, como la iglesia de San Bartolomé, que data del siglo XVI. Para los interesados en la historia, el Museo Arqueológico y Etnográfico Soler Blasco es una parada imprescindible.

Por otro lado, a 25 kilómetros de la cala Portitxol se encuentra Calpe, una localidad llena de encanto que ofrece una experiencia cultural única. Aquí, el yacimiento romano Baños de la Reina invita a los visitantes a sumergirse en la historia antigua mientras disfrutan de un entorno natural espectacular. Esta combinación de patrimonio arqueológico y belleza paisajística convierte a Calpe en un complemento ideal para quienes visitan la región.

En definitiva, la cala Portitxol es mucho más que una playa bonita. Es un lugar donde la historia, la naturaleza y la cultura se entrelazan para ofrecer una experiencia única. Sus aguas claras, sus casitas blancas y su isla misteriosa crean un escenario de ensueño que invita a descubrir el Mediterráneo desde una perspectiva auténtica y relajada.