Ni Palma ni Pollensa: el pueblo de Mallorca que ha enamorado a Michael Douglas
A menudo asociamos a las grandes estrellas de Hollywood con alfombras rojas, escenarios de lujo y una vida bajo los focos. Pero cuando el telón baja y la cámara se apaga, incluso los actores más icónicos necesitan un rincón donde respirar, alejarse del ruido y reconectar con lo esencial. Para Michael Douglas, ese lugar de retiro no está en California ni en la campiña francesa, sino en un pequeño y encantador pueblo de la Sierra de Tramontana: Valdemosa, en Mallorca.
Lejos del bullicio de Los Ángeles, ha encontrado en esta localidad mallorquina un refugio en el que pasar sus días con tranquilidad. Rodeado de montañas, olivos centenarios y el aroma inconfundible de los limoneros en flor, Douglas se siente uno más entre los vecinos. Tras más de tres décadas visitando y viviendo por temporadas en la isla, ha dejado claro que su vínculo con Mallorca no es pasajero. «Es mi segundo hogar», ha confesado, con la emoción de quien no sólo admira un lugar, sino que lo ama profundamente.
El pueblo de Mallorca que ha enamorado a Michael Douglas
Lo que para muchos podría haber sido una escapada ocasional se convirtió, para Michael Douglas, en una historia de amor a largo plazo. El actor estadounidense visitó Mallorca por primera vez en los años 90 y, como les ocurre a muchos extranjeros, se sintió inmediatamente cautivado por la belleza natural de la isla. Pero no fue solo el paisaje lo que lo atrapó, sino una propiedad singular ubicada entre las montañas y el mar: S’Estaca.
Esta finca histórica, que perteneció al archiduque Luis Salvador de Habsburgo en el siglo XIX, fue el punto de partida de una relación duradera entre Douglas y la isla. El actor adquirió la propiedad en 1990 y desde entonces ha pasado gran parte de su vida allí, compartiendo tiempo entre Estados Unidos y Mallorca. Aunque en los últimos años su presencia en la isla ha aumentado notablemente, hasta el punto de considerar que pasa más de medio año en ella.
Valdemosa, el pueblo que conquistó su corazón
S’Estaca se encuentra cerca de Valdemosa, uno de los pueblos más pintorescos de Mallorca. Esta localidad de calles empedradas, casas de piedra y balcones llenos de flores ha enamorado a artistas, músicos y celebridades a lo largo de la historia. Incluso Frédéric Chopin vivió allí durante un invierno, componiendo algunas de sus obras más intensas.
La propiedad que Douglas compró hace más de tres décadas no es cualquier casa. S’Estaca es una finca majestuosa de más de 100 hectáreas, enclavada entre acantilados y bosques, con vistas espectaculares al Mediterráneo. Incluye viñedos, olivos, una gran piscina, senderos privados y varias construcciones tradicionales de piedra.
Construida originalmente en 1867, la finca combina el encanto de la arquitectura mallorquina con el confort moderno, convirtiéndose en un verdadero oasis de paz para el actor y su familia. Durante años, tanto Douglas como Zeta-Jones han compartido imágenes de la propiedad en redes sociales, mostrando su amor por los atardeceres mallorquines, las caminatas por la sierra y los momentos íntimos entre olivares.
Douglas, por su parte, no sólo ha elegido este rincón como su refugio personal, sino que se ha involucrado activamente con su comunidad. Junto a su esposa, la actriz Catherine Zeta-Jones, ha compartido numerosas vivencias con los vecinos, participando en celebraciones locales e incluso en eventos organizados por el ayuntamiento. De hecho, no es raro verlo pasear por el centro del pueblo o disfrutar de una comida tranquila en alguno de sus restaurantes tradicionales.
No es difícil entender por qué el actor ha elegido este pueblo de Mallorca como su refugio personal. La combinación de naturaleza, historia, cultura y tranquilidad hacen de la isla un lugar ideal para descansar sin perder conexión con el mundo. Valdemosa, en particular, ofrece todo eso en una escala humana: calles silenciosas, cafés con encanto, vecinos amables y un entorno que parece sacado de un cuadro.
Aunque el actor ha vivido en muchos lugares del mundo, ninguno le ha ofrecido lo que ha encontrado en esta zona del Mediterráneo. Aquí puede relajarse rodeado de belleza, buena comida, aire limpio y mar. Y eso, a fin de cuentas, es lo que muchos sueñan para sus últimos años: un retiro digno, rodeado de lo que realmente importa.
Valdemosa ofrece mucho más que paisajes de montaña. Entre sus imprescindibles está la Cartuja, antiguo monasterio donde vivieron Chopin y George Sand, así como las callejuelas empedradas llenas de flores y tiendas artesanales. También puedes visitar la casa natal de Santa Catalina Thomàs, patrona del pueblo. Aunque este pueblo de Mallorca no está en la costa, a pocos kilómetros encontrarás playas y calas espectaculares. Destacan Cala Deiá, de aguas cristalinas y rodeada de acantilados, y Port des Canonge, más tranquila y salvaje.
Douglas ha sabido construir una vida que equilibra fama y sencillez, éxito y calma. En cada paseo por Valdemossa, en cada conversación con los vecinos o cada tarde frente al mar desde S’Estaca, queda claro que, para él, Mallorca es mucho más que un destino vacacional: es su verdadero hogar.
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