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Ni en bolsas ni laminados: el truco infalible para conservar los champiñones en la nevera sin que se pongan negros

Las recetas con champiñones suelen destacar por su increíble textura y suavidad. Sin embargo, su conservación representa un desafío: al poco tiempo de comprarlos, comienzan a adquirir un tono oscuro y una textura blanda que los vuelve inutilizables. Por eso, saber cómo conservar los champiñones de forma adecuada es esencial para evitar desperdicios.

A diferencia de otros vegetales, los champiñones no soportan bien la humedad ni el encierro hermético. Guardarlos en bolsas o bandejas de plástico solo acelera su oxidación. Existen, sin embargo, métodos caseros que permiten mantenerlos frescos durante varios días en la nevera, sin que se ennegrezcan ni pierdan su textura característica.

Cómo conservar los champiñones sin que se oscurezcan

Lo ideal es usar los champiñones a penas son comprados. Pero a veces, eso no está dentro de las posibilidades. Cuando no queda más remedio que guardar los champiñones, lo mejor es evitar el uso de bolsas o envases de plástico. El secreto está en retirar la base con tierra y luego, mantenerlos secos y permitir que transpiren.

Estos son los pasos para conservar los champiñones correctamente:

  1. No lavarlos: los champiñones absorben el agua con facilidad. Si se mojan antes de guardarlos, se acelerará su descomposición.
  2. Retirar solo la base con tierra: cortar el extremo del tallo donde suele acumularse la suciedad.
  3. Forrar un recipiente con papel absorbente: colocar varias capas de papel en el fondo de un táper o caja de cartón.
  4. Colocar los champiñones dentro: distribuirlos sin amontonarlos para que el aire circule.
  5. Cubrir con más papel absorbente: añadir una o dos capas encima para retener la humedad que desprendan.
  6. Cerrar el recipiente y guardar en la nevera: preferiblemente en la parte menos fría del frigorífico.

El papel absorbe el exceso de humedad que los champiñones generan de forma natural. Así se evita que el agua se acumule y provoque el ennegrecimiento del hongo. Si se nota que el papel se humedece, basta con reemplazarlo por uno seco para prolongar aún más su frescura.

Este sistema permite mantener los champiñones blancos durante varios días sin alterar su sabor. Es preferible guardarlos enteros, ya que al cortarlos se acelera la oxidación. En caso de que sea necesario trocearlos, deben cocinarse inmediatamente o congelarse después de una ligera cocción.

Qué hacer si no se van a consumir pronto

Si pasan varios días y los champiñones no se han utilizado, lo ideal es congelarlos. Para hacerlo correctamente, hay que limpiarlos con un paño seco o cepillo, cortarlos en láminas y saltearlos brevemente en una sartén con un poco de aceite.

Una vez fríos, se guardan en recipientes o bolsas aptas para congelador. De esta manera conservarán mejor su textura y podrán usarse más adelante en guisos o salsas.

Elegir champiñones frescos: un factor clave para conservarlos

Previamente, para que el proceso de conservación sea efectivo, es imprescindible partir de champiñones en buen estado. Deben tener un color blanco o ligeramente crema, sin manchas ni tonos verdosos. La superficie debe estar firme, tersa y sin zonas blandas. Si el pie está cortado, no debe presentar un tono oscuro o viscoso.

También conviene evitar los champiñones laminados que se venden en bandejas. Aunque puedan parecer una opción práctica, se oxidan con rapidez y, al venir ya cortados, pierden su frescura en pocas horas.

Además, suelen contener restos de tierra, lo que obliga a lavarlos y acelera su deterioro. Por tanto, lo más recomendable es comprar la cantidad justa que se vaya a consumir ese mismo día o al día siguiente.

Consejos adicionales para conservar los champiñones en buen estado

Para concluir, se detallan otros procedimientos que sirven para mantener en buen estado este ingrediente: