Europa

Lo llaman el ‘Machu Picchu europeo’ y está en España: sus ruinas enamoran desde 3.000 metros

Macchu Picchu europeo
Pirineos.
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

España es famosa por sus impresionantes paisajes naturales, pero pocos lugares pueden rivalizar con la majestuosidad y el misterio de los Pirineos. Esta cordillera, que se extiende a lo largo de 500 kilómetros y que marca la frontera natural entre España, Francia y Andorra, alberga más de 200 montañas que superan los 3.000 metros de altura. Con sus lagos de aguas cristalinas, valles profundos, rutas de senderismo en acantilados y pueblos de cuento en sus laderas, los Pirineos se han consolidado como uno de los destinos más populares para los amantes de la naturaleza.

Sin embargo, no todas las maravillas de esta zona son tan conocidas. Entre sus rincones más ocultos y fascinantes se encuentra el yacimiento de las minas de Mail de Bulard, un sitio tan asombroso que ha sido apodado el «Machu Picchu europeo». Situado en la frontera entre España y Francia, este complejo de minas de zinc y plomo fue un importante centro de extracción de minerales a gran altura. A pesar de que hoy en día se encuentra en ruinas, el sitio sigue cautivando a arqueólogos e historiadores, así como a los viajeros que buscan una aventura en la naturaleza y la historia.

Las minas de Mail de Bulard

La historia de las minas de Mail de Bulard comienza a mediados del siglo XIX, cuando se empezó a extraer mineral de las minas a gran escala, y la mina de Mail de Bulard se convirtió en uno de los centros más importantes para la obtención de zinc y plomo en la región.

El proceso de extracción, sin embargo, no fue fácil. La mina se encontraba a gran altitud, lo que suponía un desafío tanto para los trabajadores como para los ingenieros encargados de su explotación. Para poder llevar a cabo las labores mineras, se construyeron diversos complejos residenciales e industriales en las cercanías de la mina, como comedores, dormitorios y herrerías, para facilitar la vida de los mineros que pasaban largas jornadas de trabajo en condiciones extremas.

También se contriueron una serie de galerías y caminos aéreos tallados directamente en los acantilados de la montaña. Estos pasajes, en algunos casos estrechos y peligrosos, permitían acceder a las galerías subterráneas donde se extraían los minerales.

Durante las primeras décadas del siglo XX, la mina de Mail de Bulard experimentó su época de mayor esplendor. La mina podía extraer más de 80.000 toneladas de mineral bruto, lo que la convirtió en una de las principales fuentes de zinc y plomo en Europa. Este mineral era esencial para diversas industrias, y su extracción era vital para la economía de la región.

El sistema de extracción en la mina era muy avanzado para su época, combinando el uso de rieles y vagonetas para transportar el mineral desde las galerías hasta el terminal de Bocard d’Eylie. Allí, un equipo de mujeres se encargaba de separar el mineral bruto del resto de materiales, utilizando sus manos para realizar un trabajo delicado y esencial para el proceso.

Este sistema de trabajo en condiciones extremas es una de las principales razones por las que la mina de Mail de Bulard ha fascinado tanto a los historiadores y arqueólogos industriales.  Sin embargo, como muchas otras minas de la época, la mina de Mail de Bulard no pudo mantenerse a flote para siempre. En 1926, el mercado de los metales sufrió un gran colapso, lo que afectó gravemente a la economía de la minería en la región.

La caída de los precios del zinc y el plomo, junto con la creciente dificultad de extraer los minerales en condiciones tan extremas, llevó al cierre de la mina. Desde entonces, la mina ha quedado en el olvido, y las ruinas de sus instalaciones han quedado expuestas a las inclemencias del tiempo y al paso de los años. Hoy en día, el yacimiento de Mail de Bulard se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los montañeros más experimentados y para aquellos que se sienten atraídos por la historia y el misterio de este lugar tan peculiar.

El ‘Machu Picchu europeo’

El apelativo de «Machu Picchu europeo» no es casualidad. Aunque no se trata de un complejo arqueológico prehispánico como el Machu Picchu en Perú, la mina de Mail de Bulard comparte con este sitio la fascinante combinación de una estructura impresionante en un entorno de gran belleza natural. Las ruinas de la mina se encuentran en una ubicación remota, rodeadas de acantilados escarpados y montañas nevadas, lo que añade un aire de misterio y fascinación al lugar.

El «Machu Picchu europeo» es un testimonio de la historia de la minería en Europa y un ejemplo de cómo la naturaleza y la industria pueden coexistir en armonía. Las minas de Mail de Bulard, con su belleza inigualable y su historia llena de sacrificios y desafíos, este yacimiento es uno de los secretos mejor guardados de los Pirineos.

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