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Lo intentaron y les salió fatal: estos inventores murieron asesinados por sus propios inventos

Los inventores que a lo largo de la historia murieron por culpa de sus inventos

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La historia de la humanidad está llena de inventos que han cambiado el mundo, desde la rueda hasta el teléfono, pasando por la electricidad o el avión. Sin embargo, no todos los inventores tuvieron la suerte de disfrutar de sus creaciones, ya que algunos de ellos murieron víctimas de sus propios inventos. Estos son algunos casos de inventores que perecieron por culpa de su ingenio

Inventores que murieron por sus propios inventos

Marie Curie, física y química polaca nacionalizada francesa que fue pionera en el campo de la radiactividad y la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades científicas: Física y Química.

Curie fue uno de los personajes más destacados de la historia, pero ¿sabías que murió en 1934 por una anemia aplásica causada por la exposición prolongada a la radiación en su laboratorio?. Incluso su cuerpo fue depositado en un ataúd sellado con una pulgada de plomo para aislarlo de la radiación.

El de Curie es quizás el caso más conocido de personas que acabaron muriendo por «culpa» de sus creaciones, pero no es el único, estos son algunos de los inventores que murieron por sus inventos:

William Bullock

William Bullock fue el inventor de la prensa rotativa, un dispositivo que permitía imprimir periódicos de forma rápida y eficiente. En 1867, mientras instalaba una de sus máquinas en Filadelfia, su pie quedó atrapado en los engranajes y se le aplastó. La herida se infectó y Bullock murió tras una amputación fallida.

Franz Reichelt

Franz Reichelt era un sastre francés que diseñó un traje-paracaídas para los aviadores. En 1912, decidió probar su invento saltando desde la Torre Eiffel, ante la mirada atónita de los espectadores y los periodistas. El traje no se abrió y Reichelt se estrelló contra el suelo, muriendo al instante.

Thomas Midgley Jr

Thomas Midgley Jr. fue un químico estadounidense que contribuyó al desarrollo de la gasolina con plomo y los clorofluorocarbonos (CFC), dos sustancias que resultaron ser muy dañinas para el medio ambiente y la salud humana. En 1940, Midgley contrajo poliomielitis y quedó paralizado. Para facilitar su movilidad, inventó un sistema de poleas y cuerdas que le permitía levantarse de la cama. Sin embargo, un día se enredó con las cuerdas y murió estrangulado.

Horace Lawson Hunley

Horace Lawson Hunley fue un ingeniero naval confederado que diseñó el primer submarino operativo de la historia, el H.L. Hunley. En 1863, durante una prueba en el puerto de Charleston, el submarino se hundió con Hunley y otros siete hombres a bordo. Los cuerpos no fueron recuperados hasta 136 años después.

Valerian Abakovsky

Valerian Abakovsky fue un ingeniero ferroviario ruso que creó el aerovagón, un vehículo híbrido entre un tren y un avión, impulsado por una hélice. En 1921, Abakovsky organizó un viaje de prueba desde Moscú a Tula, con varios funcionarios soviéticos como pasajeros. El aerovagón llegó a su destino sin problemas, pero en el viaje de regreso sufrió un descarrilamiento y se estrelló, matando a Abakovsky y a otras cinco personas.

Max Valier

Max Valier era un ingeniero austríaco pionero de la cohetería. En 1930, mientras probaba un motor de cohete de combustible líquido, el aparato explotó y le perforó el corazón.

Henry Winstanley

Pintor, un inventor y un comerciante de Inglaterra que erigió el primer faro de Eddystone para evitar que sus barcos se estrellaran contra las rocas de Eddystone. Falleció en el lugar durante la Gran Tormenta de 1703, cuando una ola gigantesca derribó el faro y se lo llevó a él y a otros cinco hombres.

Francis Edgar Stanley

Fue un empresario e inventor estadounidense que, junto con su hermano gemelo Freelan Oscar Stanley, fundó la Stanley Motor Carriage Company que fabricó el Stanley Steamer, un automóvil impulsado por vapor. En 1918, se estrelló con su coche contra una pila de madera mientras intentaba evitar unos carros de granja que viajaban lado a lado en la carretera.

Estos son solo algunos ejemplos de inventores que pagaron con su vida el precio de su curiosidad y su ambición. Sus inventos pueden haber sido útiles o perjudiciales para la humanidad, pero lo cierto es que ellos mismos fueron sus primeras víctimas.