Jamás hubieras imaginado que la chapa de los refrescos esconde este secreto
Los refrescos no volverán a ser como antes: adiós a lo que todos conocíamos
Refrescos, chicles o yogures con aspartamo: ¿qué otros productos llevan este ingrediente?
El diseño de los productos que utilizamos a diario en ningún caso está hecho al azar. Es más, cada uno de los elementos que integran los productos está pensando y cuidado al detalle, así que tienen una razón de ser. En el caso de la chapa de los refrescos, a pesar de ser un elemento increíblemente sencillo, la gran mayoría de nosotros no la utilizamos bien.
¿Para qué sirve la chapa de los refrescos?
Cuando vamos a beber un refresco, solemos dejarnos las uñas al intentar separar la chapa de la superficie de la lata. Pues bien, es algo que no tiene ningún tipo de sentido porque hay una forma muchísimo más sencilla de abrir la lata.
El agujero de la chapa permite poner a través de él cualquier utensilio que tengamos a mano, como una cucharilla. Luego, le damos la vuelta, tiramos de ella, ¡y listo! De esta manera, podemos abrir la lata en menos de un segundo sin dejarnos las uñas en el intento.
¿Cómo enfriar una bebida sin congelador?
Ahora que ha llegado el verano y las temperaturas poco a poco van en ascenso, es interesante conocer otro truco relacionado con los refrescos. Existe un método muy sencillo para enfriarlos sin necesidad de meterlos en el congelador.
¿Cuántas veces nos ha pasado el llegar a casa y darnos cuenta de que se nos ha olvidado meter la Coca-Cola o la cerveza en la nevera? En este caso, lo que debemos hacer es lo siguiente:
- En primer lugar, llenamos un recipiente con hielo y agua.
- Añadimos sal y removemos. Cuanta más sal pongamos, más rápido va a ser el proceso.
- Metemos las latas y esperamos cinco o diez minutos.
- Retiramos, y ya podemos disfrutar de una bebida bien fría para combatir el calor.
Este es uno de los trucos más sencillos y efectivos que existen para enfriar bebidas sin congelador. La razón por la que funciona tan bien es el conocido como «descenso crioscópico».
Al mezclar estos tres ingredientes, la sal se licua con el hielo y la temperatura se mantiene estable. Esto es, mediante este truco no estamos aumentando el frío que ya tenían los hielos, sino que hacemos que se conserve.
El frío pasa de los hielos a la lata gracias al agua, que permite que la lata esté en contacto con el frío. La velocidad de enfriamiento es más rápida y, a través de este proceso, la lata adopta la temperatura del hielo en tiempo récord.
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