Curiosidades
Stephen Hawking

La frase de Stephen Hawking que deberíamos recordar una vez al día: «Si tienes la suerte…»

Pocas reflexiones logran combinar una dimensión personal tan profunda con un alcance universal, pero las palabras de Stephen Hawking lo consiguen de manera singular. No nacen de la abstracción ni del optimismo vacío, sino de una vida dedicada a descifrar el universo mientras afrontaba una enfermedad devastadora. Por eso, su mensaje no funciona como una simple frase inspiradora, sino como una experiencia vivida que conecta conocimiento, resistencia y humanidad.

La famosa cita de Stephen Hawking

Cuando Hawking invita a “mirar hacia las estrellas y no hacia los pies”, su mensaje va más allá de una metáfora sencilla. Por un lado, refleja su trabajo científico, centrado en los agujeros negros, el origen del cosmos y las leyes fundamentales de la naturaleza. Por otro, plantea una actitud vital: no quedar atrapado en las limitaciones inmediatas y mantener la curiosidad, la perspectiva y la esperanza incluso en los momentos más difíciles.

La idea de no abandonar el trabajo está íntimamente ligada a su propia historia. Diagnosticado de ELA con apenas 21 años, Hawking fue informado de que su esperanza de vida sería muy corta. Durante ese periodo inicial cayó en una profunda crisis personal, cuestionándose si tenía sentido continuar con su carrera académica. Sin embargo, al comprobar que la enfermedad avanzaba más lentamente de lo previsto, su investigación cobró un nuevo significado. La ciencia dejó de ser solo una vocación para convertirse en un motor vital, una fuente de propósito que dio sentido a su día a día.

El amor como ancla emocional

El tercer elemento de su reflexión, el amor, es quizá el más íntimo. Hawking reconoció que el afecto y el compromiso sentimental fueron un apoyo decisivo en una etapa especialmente oscura de su vida. Lejos de idealizarlo, entendía el amor como un ancla emocional, algo real a lo que aferrarse cuando el futuro parecía frágil e incierto.

Stephen Hawking, un genio atemporal

Nacido en Oxford en 1942, Stephen Hawking se formó en la Universidad de Oxford y posteriormente en Cambridge, donde se especializó en cosmología. Aunque soñaba con estudiar matemáticas, terminó optando por la física, una elección que marcaría de forma decisiva la historia de la ciencia contemporánea. Desde Cambridge desarrolló teorías revolucionarias que cambiaron la comprensión del espacio, el tiempo y la gravedad.

A pesar de quedar progresivamente limitado físicamente y perder el habla tras una traqueotomía en 1985, Hawking nunca permitió que su condición definiera sus límites intelectuales. Gracias a un sistema de comunicación computarizado controlado con la mejilla, continuó dando conferencias, escribiendo libros y divulgando conceptos complejos a millones de personas. Esa voz sintética se convirtió en un símbolo de resiliencia y divulgación científica.

Fuerte compromiso con causas sociales

Más allá de sus aportaciones científicas, Hawking defendía una visión profundamente humana del futuro. Alertó sobre amenazas globales como el cambio climático, las pandemias o la superpoblación, y sostenía que la exploración espacial era clave para la supervivencia a largo plazo de la humanidad. Su mensaje final apelaba a la unidad, recordando que desde una perspectiva cósmica, las diferencias se diluyen y solo queda la responsabilidad compartida de cuidar nuestro planeta y nuestro futuro común.