Los expertos hablan claro: esto es lo que le pasa a tu cuerpo cuando bebes agua del grifo
Aunque el agua del grifo en España generalmente es potable, algunas ciudades pueden experimentar problemas de calidad que se manifiestan en aspectos como su sabor, lo que lleva a algunas personas a preferir el consumo de agua embotellada.
Además, existe la percepción de que el agua embotellada es más segura y saludable que la del grifo, especialmente en lo que respecta a la formación de cálculos renales debido al contenido de cal del agua corriente.
¿El agua del grifo es mala para la salud?
En un video, el químico y divulgador científico Dario Bressanini desmitifica la idea de que el agua del grifo, a menudo rica en piedra caliza, sea perjudicial para la salud. Por el contrario, señala que la presencia de cal puede ser beneficiosa, ya que proporciona nutrientes importantes como el calcio y el magnesio, esenciales para el organismo humano.
El Instituto Superior de Sanidad respalda esta afirmación, indicando que no hay razones válidas desde el punto de vista sanitario para preferir el agua mineral con bajo contenido de minerales sobre el agua del grifo. Añade que la concentración de calcio en el agua potable doméstica no contribuye a la formación de cálculos renales, desmintiendo así la creencia común de que el agua del grifo puede ser perjudicial en este sentido.
Bressanini también destaca que esta creencia errónea ha alimentado el consumo masivo de agua embotellada en Italia, a pesar de que el agua del grifo que llega a nuestras casas es generalmente segura para el consumo humano.
Las ciudades de España que tienen la mejor agua del grifo
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el agua del grifo es considerada mejor que la embotellada, tanto en precio como en calidad. Sin embargo, a pesar de esta superioridad, muchos consumidores prefieren comprar agua mineral embotellada a diario. Esta preferencia puede atribuirse al sabor desagradable o a la dureza del agua corriente en sus zonas de residencia.
La característica principal que influye en la percepción del sabor del agua es su dureza, la cual está determinada en gran medida por la presencia de sustancias como la cal, las sales, el magnesio, el cloro y otros posibles contaminantes. Estos elementos contribuyen a un sabor que, en general, no resulta agradable al paladar.
Para ayudar a los consumidores a entender la calidad del agua del grifo en diferentes ciudades de España, la OCU ha elaborado un ranking basado en la dureza del agua. Este análisis revela que, aunque Madrid tiene fama de tener una excelente calidad de agua, otras ciudades españolas la superan en este aspecto. Según los datos recopilados, las ciudades con las mejores aguas del grifo incluyen a Burgos, Vigo, San Sebastián y Las Palmas, seguidas de cerca por Madrid, Granada y León, entre otras.
Por otro lado, las ciudades con peor calidad de agua, caracterizadas por su dureza y mal sabor, incluyen a Zaragoza, Ciudad Real, Palma de Mallorca, Huelva, Logroño y Barcelona. La OCU señala que, aunque el agua sea potable, necesita mejorar su composición, ya sea por su dureza o por la presencia de compuestos como trihalometanos o bacterias perjudiciales para la salud. En estas ciudades, se recomienda consumir aguas minerales naturales con baja mineralización.
Precio
Por otro lado, la OCU ha realizado una comparación de precios en todas las capitales de provincia españolas, incluyendo también las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, así como otras localidades relevantes por su población, como Vigo o Gijón. Sin embargo, la tarea de comparar los precios del agua no es sencilla debido a la complejidad de las tarifas y los distintos sistemas de cobro utilizados por cada ciudad.
Lo primero que resalta al analizar el precio del agua es la dificultad para entender las facturas. Establecer un precio justo para el agua resulta complicado, ya que la ley exige cubrir los gastos del servicio mientras se garantiza que todos los residentes puedan acceder al agua, incluso aquellos con bajos ingresos, al mismo tiempo que se desincentiva el desperdicio del recurso.
Las facturas del agua incluyen los costes de diversos servicios del ciclo del agua, como el suministro, el saneamiento y la depuración. Estos costes pueden desglosarse de diferentes maneras según la ciudad, lo que dificulta aún más la comparación entre ellas.
El sistema de cobro basado en bloques de consumo también añade complicaciones. La mayoría de las ciudades aplican un sistema de bloques con precios variables, donde el primer bloque tiene un precio más bajo y los siguientes bloques tienen precios progresivamente más altos. Sin embargo, la cantidad de bloques y los precios pueden variar considerablemente entre ciudades, lo que dificulta la comparación.
Las diferencias en los precios del agua entre ciudades son significativas. Por ejemplo, mientras que los habitantes de algunas ciudades pagan alrededor de 164 euros al año por un consumo medio, en otras ciudades la factura puede superar los 400 euros al año.