Estupefacción por el descubrimiento de estos físicos cuánticos: ¿los humanos pueden teletransportarse?
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El teletransporte, un concepto que parecía exclusivo de la ciencia ficción, está comenzando a tomar forma gracias a los avances en la física cuántica. Aunque la idea de teletransportarnos como en las películas aún está lejos de ser una realidad, los científicos han logrado avances notables en el transporte de partículas subatómicas.
Esto ha abierto un abanico de posibilidades, no sólo para entender mejor el universo, sino también para imaginar un futuro donde el transporte instantáneo sea posible.
Sin embargo, estos avances plantean interrogantes fundamentales: ¿Cómo funciona el teletransporte cuántico? ¿Cómo de cerca estamos de teletransportar humanos? Y lo más importante, ¿qué implicaciones éticas y filosóficas tendría este fenómeno? Aunque aún estamos en una etapa inicial, los experimentos recientes muestran que el teletransporte podría ser más que una fantasía tecnológica.
¿Cómo funciona el teletransporte cuántico?
El teletransporte cuántico se basa en el entrelazamiento cuántico, un fenómeno donde dos partículas están tan conectadas que lo que le sucede a una afecta instantáneamente a la otra, sin importar la distancia entre ellas. Este principio, que Albert Einstein llamó «acción fantasmal a distancia», es la base de los avances en este campo.
El primer gran hito se produjo en 1993, cuando un equipo de IBM publicó en la revista Physical Review Letters que era posible teletransportar estados cuánticos, aunque no materia física. En los años siguientes, científicos lograron teletransportar fotones a distancias cortas.
Por ejemplo, en 2012, investigadores de la Universidad de Viena y la Academia Austriaca de Ciencias lograron teletransportar fotones entre dos puntos en las Islas Canarias sin conexión física directa. Este experimento marcó un avance significativo al acercarse al tipo de teletransporte imaginado en la ciencia ficción.
En 2016, un equipo de la Universidad de Calgary teletransportó un fotón a través de seis kilómetros de fibra óptica, mostrando que la tecnología podía integrarse en sistemas modernos de comunicación. Un año después, físicos chinos lograron teletransportar un fotón desde la Tierra hasta un satélite a más de 300 kilómetros de altura, estableciendo un récord de distancia.
El avance más reciente tuvo lugar en 2020, cuando científicos demostraron que los electrones, más estables que los fotones, podían ser teletransportados con éxito. Esto abre la posibilidad de transportar materia más compleja, como átomos y moléculas. Aunque el teletransporte humano aún está fuera de alcance, estos experimentos son pasos importantes hacia esa dirección.
¿Cómo de cerca estamos del teletransporte humano?
El teletransporte humano enfrenta desafíos monumentales. En términos técnicos, reconstruir un cuerpo humano implicaría procesar el estado cuántico de átomos con una precisión extrema. Según el físico Paul Davies, el teletransporte no movería materia, sino información, lo que plantea un dilema ético: ¿la persona reconstruida sería realmente la misma o solo una copia?
Además, el proceso plantea riesgos. Según John Clauser, Premio Nobel de Física en 2022, cualquier error en la transferencia de información podría alterar aspectos fundamentales de la persona reconstruida, desde cambios menores hasta consecuencias más graves. Esto convierte al teletransporte humano en un tema no sólo técnico, sino también filosófico y ético.
A pesar de estos retos, las aplicaciones prácticas del teletransporte cuántico ya están transformando áreas como la comunicación y la computación. Por ejemplo, la computación cuántica, que utiliza qubits basados en entrelazamiento cuántico, está superando las limitaciones de la informática clásica.
En 2019, un estudio de Google demostró que un circuito cuántico podía realizar en 200 segundos un cálculo que le tomaría 10,000 años al superordenador más avanzado.
El teletransporte humano sigue siendo una meta lejana, pero los avances en física cuántica demuestran que estamos apenas comenzando a explorar las posibilidades de esta tecnología.
Desde el transporte instantáneo de partículas hasta aplicaciones en comunicaciones seguras y computación avanzada, el teletransporte cuántico tiene el potencial de transformar nuestra comprensión del universo.