Curiosidades
Limpieza

Esto que usas todo los días está lleno de bacterias y gérmenes y piden que lo lavemos así

En casa hay objetos que limpiamos casi sin pensar y otros que, directamente, damos por hechos. Uno de ellos es la alfombrilla del baño. Un elemento que todos tenemos y en el que apenas pensamos, la pisamos cada día al salir de la ducha y, aun así, pocas veces somos conscientes de todo lo que acumula. De hecho, estamos hablando de uno de los textiles más sucios de todo el baño, lleno de gérmenes y bacterias.

La culpa no es de nadie en concreto. El baño siempre tiene humedad, vapor y cambios de temperatura, y la alfombrilla lo absorbe todo. Aunque esté seca por encima, por dentro puede llevar días reteniendo agua.Y ahí es donde empiezan a aparecer bacterias, hongos e incluso moho. No se ven, pero están. Los especialistas llevan tiempo advirtiéndolo. Por eso, cada cierto tiempo se vuelve a repetir el mismo aviso: hay que lavarlas más y lavarlas mejor. Y lo más efectivo no es ningún producto caro, sino una mezcla tan simple como accesible: agua caliente y vinagre blanco. Un truco de siempre que sigue funcionando porque desinfecta, neutraliza olores y llega donde la lavadora no llega.

Esto que usas todo los días está lleno de bacterias y gérmenes

Da igual si es de algodón, microfibra o goma. Todas absorben agua y tardan en secarse. En ese tiempo, que puede ser de varias horas, la humedad hace su trabajo. A veces basta con un par de duchas seguidas para que la alfombrilla quede empapada por dentro sin que lo notemos. Ese ambiente cerrado es un imán para los microorganismos. Además, solemos repetir ciertos hábitos sin pensarlo: dejarla siempre en el mismo sitio, usarla aunque ya huela raro o no ventilar lo suficiente el baño. Al final, la alfombrilla se convierte casi sin querer en un pequeño nido de bacterias y gérmenes.

¿Cada cuánto hay que lavar la alfombrilla del baño?

La recomendación real es lavar la alfombrilla al menos una vez a la semana. Si el baño lo usan varias personas, la frecuencia debería ser incluso mayor. Sin embargo, la realidad es muy distinta: muchas alfombrillas pasan un mes entero sin tocar la lavadora. Y ahí está el problema. No es solo una cuestión de higiene visual; es que los gérmenes y bacterias siguen creciendo, aunque no se vean. A eso se suma el error más común: lavarla con agua fría o en un programa corto, como si fuese una camiseta más. Eso no sirve. Las alfombrillas necesitan temperatura y tiempo suficientes para eliminar correctamente los gérmenes.

El truco más eficaz: vinagre y agua caliente

Aquí va el truco que recomiendan muchos expertos y que funciona una y otra vez: remojar la alfombrilla en agua caliente con vinagre blanco antes de lavarla.

Este es el paso a paso:

El vinagre desinfecta, elimina olores y ayuda a neutralizar gérmenes y bacterias. Y cuesta muy poco. Para las alfombrillas de goma, el proceso es el mismo, pero con remojos un poco más cortos para no dañarlas.

Por qué funciona mejor que muchos productos del supermercado

Muchos productos de limpieza son estupendos para superficies, pero no penetran igual en tejidos gruesos como los de las alfombrillas de baño. El vinagre sí lo hace. Se cuela entre las fibras y rompe los malos olores desde dentro. Y cuando lo mezclas con agua caliente, su efecto desinfectante se multiplica. Además, este método permite evitar el uso excesivo de químicos en casa, algo que se agradece sobre todo si hay niños o mascotas.

Lo que nunca deberías hacer con una alfombrilla (y casi todos hacemos)

Una de las cosas que más estropean una alfombrilla es dejarla siempre en el mismo sitio, pegada al suelo. Parece insignificante, pero así no respira y la humedad queda atrapada durante horas. Lo ideal es moverla ligeramente o colgarla en un toallero después del baño para que se seque mejor.

Otro error muy habitual es usar suavizante. Puede parecer que así queda más esponjosa, pero el suavizante deja un película sobre el tejido que atrapa más humedad y hace que tarde más en secarse. También conviene evitar lavarla junto a toallas, ropa interior o prendas pequeñas: las alfombrillas sueltan pelusa y suciedad que pueden quedarse enganchadas en otros tejidos. Y, sobre todo, nada de programas fríos. Para que la limpieza sea realmente efectiva, el agua debe ser templada o caliente. Es la única forma de reducir de verdad la carga de bacterias y hongos.

¿Y si tu alfombrilla ya huele mal? Hay solución

Si la alfombrilla ha empezado a oler a baño, no significa que haya que tirarla. De hecho, este mismo método sirve también para recuperar textiles que parecen viejos o muy usados. En esos casos, basta con añadir una cucharadita de bicarbonato al remojo de vinagre y agua caliente.

El bicarbonato actúa como un neutralizador natural y ayuda a arrastrar los olores más incrustados. Si aún así persiste el olor, se puede repetir el proceso un par de veces. Lo más habitual es que, con un solo lavado profundo, la alfombrilla recupere su textura y deje de oler a humedad.