¿De dónde surge la palabra aguafiestas?
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Según la definición de la Real Academia Española, se conoce como aguafiestas a la «persona que turba cualquier diversión o regocijo». Aunque muchos desconocen este dato, el origen de esta expresión tiene que ver con la lluvia, y tiene toda la lógica.
Pensemos en una fiesta al aire libre, tanto si se celebra en invierno como en verano. De repente se pone a llover, ¿y qué es lo que ocurre? El agua de la lluvia ha estropeado la fiesta, y ésta se cancela. El «agua» ha arruinado la «fiesta», y de ahí surge la expresión aguafiestas que tanto utilizamos.
Hay otras expresiones en español de las que nos cuesta entender el por qué de su significado, pero con aguafiestas está más que clara.
Origen de algunas expresiones
A continuación hemos seleccionado el origen de varias expresiones que utilizamos habitualmente:
- Las paredes oyen: se trata de un modismo que nació en el siglo XVI de la mano de Catalina de Médicis. Se cuenta que mandó construir conductos acústicos en las paredes de los palacios para poder escuchar todo lo que se hablaba en las diferentes estancias. Quería enterarse si alguien conspiraba contra ella.
- Hablar en cristiano: esta es una de las expresiones más antiguas que se conocen, cuyo origen data del siglo VII. En aquel entonces, en España convivían los musulmanes, los judíos y los cristianos. Los musulmanes hablaban en árabe y los judíos en hebreo, así que para ellos hablar en español era hablar en cristiano.
- Costar un ojo de la cara: se trata de una expresión muy habitual, que usamos para dar a entender que algo es demasiado caro. Don Diego de Almagro le dijo en una entrevista al Emperador Carlos I de España y V de Alemania lo siguiente: «Defender los intereses de la corona me ha costado un ojo de la cara». Realmente así fue, porque perdió uno de sus ojos durante la conquista a una fortaleza inca.
Por último, cabe señalar que el español tiene alrededor de 300.000 palabras y expresiones distintas. Sin embargo, la Real Academia Española tan sólo recoge 88.000. Los españoles utilizamos de media unas 300 palabras diarias.
El primer texto escrito en español lo escribió un monje del Monasterio de San Justo y San Pastor en La Rozuela, en la provincia de León. A pesar de la importancia del hallago, el texto no tiene mayor interés ya que se trata de un inventario de la cocina del monasterio.
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