¿Por qué babeamos al dormir?
Los expertos aseguran que se trata de una reacción muy beneficiosa
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Aunque a muchos les cueste reconocerlo, babear al dormir es algo que sucede muy a menudo. Gran parte de la población lo relaciona con un sueño agradable y reparador. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez las causas de este suceso? Según el doctor Jorge Abel Salinas se trata de una consecuencia directa de la famosa fase REM. Esa en la que nuestro cerebro se encuentra más activo que nunca. Sus siglas hacen referencia al término Rapid Eye Movement, que en español significa Movimiento del Ojo Rápido. Durante este ciclo soñamos y captamos gran cantidad de información procedente de nuestro entorno. Un momento de intenso descanso que provoca esa temida reacción involuntaria.
“El adulto se desconecta completamente, donde sus funciones cerebrales se apagan para lograr un descanso y reparación; se deja de deglutir y pasar salvia, entonces se comienza a eliminar saliva para afuera y se da el famosos babeo del sueño muy profundo” señala el doctor Jorge Abel Salinas. Este motivo comparte protagonismo con otras singularidades habituales del cuerpo humano. Como son las alergias, la oclusión de las fosas nasales o la desviación del tabique nasal.
Una costumbre muy saludable
Babear al dormir es un acto natural y espontáneo, que rechaza por completo algunas enfermedades de suma importancia. Como los distintos trastornos respiratorios o el famoso síndrome de apnea del sueño. Más del 4% de los adultos sufren dicha dolencia, que tiene lugar cuando la vía aérea superior de la garganta sufre algún tipo de obstrucción o colapso. Provocando la detención, parcial o completa, del flujo de aire. Una alteración que queda descartada tras expulsar durante el sueño esa saliva tan desagradable para muchos.
En el mismo orden de cosas, los expertos también recomiendan cuidar la higiene de nuestro descanso. Aunque parezca una petición algo extraña, es fundamental que durmamos de manera óptima y reparadora. De esta forma, nuestras neuronas tendrán el tiempo necesario para recuperarse de la rutina diaria. Recuerda, lo más recomendable es que un adulto duerma alrededor de ocho horas para descansar correctamente. ¿Las cumples?
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