Cultura

Salvador Sobral triunfa en Madrid con su música, su humor y su sencillez

Con aplausos y carcajadas ha respondido el público a cada canción o comentario de Salvador Sobral -ganador de Eurovisión 2017- en su primer concierto en Madrid, en el que, convertido en «showman», ha abierto la puerta de par en par al jazz y al humor, los dos grandes protagonistas del espectáculo.

Después de visitar otras ciudades españolas como Málaga, Barcelona o Valencia y participar en la 53ª edición del Festival de Jazz de San Sebastián, Sobral ha deslumbrado esta noche en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid, un recinto al que volverá mañana con un repertorio compuesto en su mayoría por los temas de su primer álbum, «Excuse me» (2016).

Simpático con su público desde que ha puesto el pie en el escenario, el portugués ha abierto el concierto con ‘Change’, de ese primer trabajo, y luego ha interpretado ‘Cerca Del Mar’, su último sencillo, con letra en español.

«Muy buenas noches a todos, ¿se puede ver aquí a la gente? Ah, no, que no hay dinero para traer un técnico de luces porque lo quiero todo para mi. Bueno, confío en que seáis todos muy bonitos», ha dicho el cantante al dirigirse por primera vez a los asistentes, que han respondido con una carcajada sonora.

Esa actitud, por momentos más cercana a la de un cómico que a la de un músico de jazz, se ha mantenido durante toda su actuación de manera muy natural.

«Mañana estaremos aquí otra vez, pero habéis sido los primeros en comprar la entrada, así que hoy cantaré mucho mejor», ha bromeado el cantante, que en diciembre de 2017 le fue trasplantado un corazón tras sufrir una dolencia cardiaca que durante meses mantuvo en vilo a sus seguidores.

‘Amar pelos dois’

Superada esa dura fase, el cantante demuestra que sus ganas de compartir música son inagotables y que puede marcarse un rap con la cabeza dentro de un piano de cola o susurrar una canción de amor, como si no hubiese más de mil personas mirándole.

En temas como ese último o en otros como ‘Presságio’, que incluye un poema de Fernando Pessoa, en cambio, el lisboeta deja ver una sensibilidad abrumadora y contagia su amor por géneros como la bossanova o su llamado «jazz portugués», que predomina en el espectáculo.

Su conexión por ese género musical es genuina, pero creció en intensidad durante su estancia en Estados Unidos y también en los cuatro años que residió en Barcelona para estudiar en la escuela Taller de Musics.

La música brasileña también ha tomado el protagonismo en varias ocasiones, ya que el cantante ha decidido interpretar ‘Ela disse-me assim’, una versión de Lupicínio Rodrigues, y ‘Nem Eu’, de Dorival Caymmi.

En compañía de Júlio Resende (piano), Bruno Pedroso (batería), y André Rosinha (contrabajo), Sobral, de 28 años, ha introducido al público en una atmósfera cálida e íntima, en la que nada parece impostado.

Ni siquiera sus continuos saltos sobre sí mismo, su forma de jugar con la voz o esa peculiar manera de moverse -a priori exagerada- porque todo forma parte de su manera de transmitir la música.

El momento más esperado ha llegado a mitad del concierto al sonar los primeros acordes de ‘Amar pelos dois’, una canción compuesta por su hermana Luísa con la que representó a su país en Eurovisión 2017, consiguiendo la mayor puntuación jamás recibida en el festival.

«Cuando la fama aumentaba…»

Le han seguido ‘Mano a mano’, su último sencillo, y ‘Ay amor’, una versión de la canción del músico y cantante cubano conocido como Bola de Nieve.

Ese tema ha estado precedido por un divertido monólogo del cantante en el que ha relatado el «abrupto» final de su relación con ‘Amelia’, entre las risas del público: «Gané Eurovisión y cuando la fama aumentaba, Amelia se distanciaba. Amelia se había enamorado de otro, de un cantante de bar».

Consciente de la buena respuesta del público, el luso ha agradecido la asistencia: «Ustedes se rieron de mis bromas y eso ya es un supercomienzo, pero, por los aplausos, creo que les gustó también la música», ha señalado momentos antes de abandonar el escenario en busca de la llamada a los bises.

A la vuelta le esperaba -solitario- el piano de cola, para cantar ‘Prometo não prometer’ y sorprender con ‘Pongamos que hablo de Madrid’, de Joaquín Sabina.

Finalmente, Sobral ha regalado ‘Anda estragar-me os planos’, acompañado de nuevo por sus músicos, como última evidencia de que la sencillez es su mejor arma.