Un operario de un ayuntamiento de Valencia intentó suicidarse por el trato «vejatorio» que sufría
El trabajador ha interpuesto denuncia ante la Inspección de Trabajo
El caso ha sido presentado como una demanda por acoso labora ante un juzgado de Valencia
Ha sufrido ataques de ansiedad ante los episodios vividos como cuando le dieron una caja de nanjas para podar setos altos
Una caja de naranjas, en vez de una escalera, para cortar los setos más altos, un carro de supermercado para trasladar su material, angustia, ansiedad e intento de suicidio. Este es el calvario que describe un operario de mantenimiento del Ayuntamiento de Quartell, en Valencia, en los últimos años, en la denuncia por acoso laboral presentada ante la Inspección de Trabajo en enero de este año a la que ha tenido acceso OKDIARIO.
Quartell es una localidad de poco más de 1.500 habitantes ubicada en la comarca de Campo de Murviedro, en Valencia. Ha estado gobernada en las dos de las tres últimas legislaturas por un alcalde del PSOE y en la última, la Alcaldía la ostenta Socialistas-Compromís, si bien los hechos que se relatan y que son los que constan en la denuncia ante la Inspección de Hacienda hacen referencia a las dos pasadas legislaturas. No obstante, según el sindicato CSIF, la situación «persiste».
Demanda por acoso laboral
El operario, ha presentado, de nuevo, a través de CSIF, una demanda por acoso laboral ante un juzgado de lo social de Valencia, a la que también ha tenido acceso OKDIARIO. En concreto, la demanda ha sido presentada el 2 de mayo de este 2023. Ahora, este mismo sindicato ha levantado la voz para denunciar, a su vez, el «acoso laboral» que sufre su delegado.
No obstante, como se ha dicho, desde CSIF se denuncia que la situación «persiste», hasta el punto de que, durante las últimas semanas, el citado trabajador «no ha recibido» bolsas de basuras para la limpieza del espacio industrial al que ha sido destinado.
El trabajador denuncia «acoso laboral»
La denuncia interpuesta por «acoso laboral» ante la Inspección de Trabajo, a la que OKDIARIO ha tenido acceso, fue presentada el 27 de enero de 2023. En ella, el trabajador, que presta sus servicios en el citado ayuntamiento como oficial de segunda de mantenimiento desde marzo de 2011, relata todo un rosario de «vejaciones» sufridas desde el año 2017, con la llegada del tercer encargado desde que él presta sus servicios, sin que en los seis años anteriores hubiera tenido incidente alguno con sus superiores.
Así, según describe el denunciante, «desde el primer momento, el nuevo encargado comenzó a tratarme de forma desagradable (…), faltándome al respeto con expresiones como «vago» o «te cuesta mucho hacer la faena».
Pero es sólo el inicio de lo que ha venido después a tenor de lo que describe en la denuncia a la Inspección de Trabajo. Así, denuncia que en una ocasión, su encargado le dijo «literalmente» que «si fuera por mí te echarían a la calle».
Ante esa situación y otro incidente posterior, el afectado, siempre según relata la denuncia ante la Inspección de Trabajo, decidió reunirse con el alcalde del municipio.
El afectado relata que si bien en un primer momento, este último le comunicó que se reuniría con ambos «para intentar solucionar el conflicto», pasado un tiempo»prudencial» y en vista que el alcalde «no había hecho nada» y que el encargado «no cesaba en su actitud sobre mí» se dirigió nuevamente a hablar con el primer edil, pero este último «en lugar de mediar entre ambos, me dio la orden de que me dedicara a barrer las calles».
Relegado a un antiguo matadero, con el baño a 300 metros
El afectado volvió a recurrir al alcalde ante los episodios que califica de «degradantes» por parte de su encargado. Y presentó un escrito, resuelto en junio de 2021, que consistía en separar al trabajador y al encargado. Enviando al primero al antiguo matadero municipal, a las afueras del pueblo, y que desde ese momento fue su nuevo almacén de herramientas.
Según describe el trabajador tenía que desplazarse 300 metros para ir al baño o asearse. Y, además, «sería el alcalde el que personalmente revisaría semanalmente el plan de trabajos a realizar».
Pero, además, según describe en la denuncia ante la Inspección de Trabajo, las dependencias tenían una «falta de higiene total», por lo que tuvo que proceder a la «limpieza y desinfección del lugar personalmente».
Hasta allí, trasladó dos carros de la compra que le habían proporcionado para trasladar el material a las ubicaciones donde tuviera que actuar: «No me permitían utilizar ningún vehículo municipal» y las tareas encomendadas no eran «correspondientes a mi categoría profesional». Además las herramientas que le proporcionaron «estaban ni siquiera sin afilar».
El 13 de octubre de ese año, precisamente a causa de un accidente con el carro que le habían proporcionado para transportar las herramientas se rompió el hombro. También, relata que le denegaron las vacaciones en agosto porque el encargado las había pedido para ese mismo mes. Se reincorporó en el verano de 2022 y tuvo que volver a limpiar y desinfectar el almacén.
Intento de suicidio
Le ordenaron entonces, siempre según la denuncia ante Trabajo, «tareas impropias» de su puesto y, tras desbrozar los árboles y llenar las sacas, nadie las recogía. La situación se agravó al punto que «la presión que venía soportando devino en que el día 2 de octubre de 2022 decidí que no quería seguir pasando por todo ello, así que intenté quitarme la vida ingiriendo todos los medicamentos que tenía en mi casa con la intención de quedarme dormido y no despertarme».
Una vez recuperado, se reincorporó. Denuncia también que fue presuntamente espiado por el padre de un concejal. El edil apareció minutos después. Y que, este último, de manera «vejatoria», le increpó: «¿Qué, hoy no se trabaja o qué?»
Le volvieron a negar el material que nuevamente solicitó: «No te vamos a dar ningún medio de transporte ni la escalera que me solicitaste ni maquinaria alguna. Si te has caído con un carro de la compra tenemos miedo de que tengas un accidente con la escalera».
Un cajón de naranjas para los setos más altos
Lo que sí le dieron, según relata, fue «un cajón de naranjas para que me subiera a él y así alcanzar las partes más altas del seto». También, le proporcionaron «unos guantes de talla dos veces superior a la mía y diciéndome que con eso me apañara».
Durante seis días, desde que llenó las sacas de restos de desbroce, cuenta que esas sacas estuvieron en el mismo lugar, sin que el alcalde «enviase a nadie a que las retirara para poder continuar mi cometido», lo que le llevó a solicitarlo por escrito.
El 20 de enero, se enganchó con un asa de la saca y se cayó. Se lesionó otra vez en el brazo. Pero, esa vez, quedó «solo, con el brazo ensangrentado todo rascado y sin nadie que me auxiliara». Como pudo, se levantó y fue a las dependencias municipales, allí, según su relato, pidió al alcalde que alguien lo llevara a la mutua a que lo trataran: «Me contestó que él no iba a llamar a nadie, que me fuera al médico del pueblo que me buscase una ambulancia». Le entró otro ataque de ansiedad. Subió a su coche y tal como pudo condujo hasta la mutua.
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