Cine

El camino hacia ‘Avengers: Endgame’: ‘Iron Man 2’, más importante (y mejor) de lo que se recuerda

Dos años después del estreno de ‘Iron Man’, la primera película del Universo Cinematográfico de Marvel, y también dos años después del tropezón con ‘Hulk’, llegó la secuela de la primera. La segunda película de la trilogía dedicada a Iron Man que, como hemos aprendido, en realidad forma parte de un todo mucho más grande que alberga más de 20 películas. Seguimos el camino hacia ‘Avengers: Endgame’ y un nuevo visionado de ‘Iron Man 2’ permite confirmar que en este punto de nuestra historia con Marvel, allá por 2010, ya íbamos en buena dirección.

En esta segunda película protagonizada por Tony Stark (Robert Downey Jr.), nuestro recién estrenado superhéroe tiene que enfrentarse a varios asuntos. Por un lado, el ingenioso invento que estaba deteniendo la metralla que amenazaba su corazón empieza a fallar, hasta tal punto que el siempre predispuesto Jarvis (su mayordomo tecnológico) tiene que advertirle que le quedan días de vida. Por otro lado, el pasado le persigue desde varias direcciones: su legado armamentístico, también el legado de su padre, sigue siendo una realidad. Sigue dejando muertos a su paso y sigue haciendo daño. Mientras, sus personas de confianza se van alejando de él y el Gobierno insiste en que debe entregar el traje, que a sus ojos es un arma y no un escudo. Esta palabra, escudo, la escucharemos mucho de ahora en adelante.

Por resumirlo de alguna manera: la vida de Tony Stark es un desastre y aunque el sueño de ser Iron Man no lo es, también empieza a causarle problemas. Este desastre, y estos problemas, y este conjunto de amenazas y asuntos varios, consigue que ‘Iron Man 2’ se sienta más llena de cosas y con menos chispa que la primera entrega. No está mal planteada, aunque haber prescindido de un par de sub-tramas no hubiera venido mal, ni tampoco está mal desarrollada, pero el genio ha perdido algo de su magia.

‘Iron Man 2’ es, como la primera, divertida, pero menos. También es entretenida, aunque quizá pueda resultar algo confusa en ciertos momentos, por vaivenes de personajes, términos técnicos y escenas de acción que incluyen piruetas menos creíbles que las que vimos a hacer a Tony Stark en ‘Iron Man’. En un primer visionado y sin comprometerse con el UCM, puede resultar menos interesante que su predecesora porque tiene una trama menos sólida, más desdibujada, menos centrada, menos concreta. Ahora bien: en ‘Iron Man 2’ se exploran temas de gran relevancia e importancia futura.

Por ejemplo, el pasado de Tony Stark y su compromiso con el presente. Marvel ha humanizado tan bien a este personaje que somos capaces de señalar sus errores, debatirlos y decidir si queremos perdonarlos o nos resistimos un poco más a los pucheros de Robert Downey Jr. (quien, por cierto, hace suyo el personaje también en esta ocasión). Tony Stark ha destruido muchas vidas, y necesita rendición, necesita perdonarse y necesitar cambiar su legado. Necesita proteger a las personas a las que un día pudo poner en peligro y está dispuesto a todo para ello, también a llevar a cabo acciones cuestionables. Este dilema moral del superhéroe lo arrastra hasta hoy mismo, abril de 2019, a punto de estrenarse la película número 22 de la franquicia. Seguimos explorando la culpabilidad de Tony Stark y su deseo de hacer bien las cosas, que no deja de luchar irremediablemente con tantos años de independencia e irresponsabilidad.

En muchas ocasiones, esas acciones cuestionables son reprendidas por el Gobierno de Estados Unidos, que de alguna manera comienza su andadura con nosotros en ‘Iron Man 2’. Es en esta película cuando se plantea por primera vez la posibilidad de que Iron Man, como ya hemos señalado, sea un peligro y no una defensa. De ser así, tal vez tenga que ser controlado. Esto os suena, ¿verdad? Años más tarde estábamos peleándonos por los acuerdos de Sokovia, que tuvieron su germen aquí. El Gobierno quiere el traje para ellos (como después quisieron a los Vengadores a su servicio), lo que no entienden es que Tony Stark y Iron Man son uno.

Pero Iron Man es un superhéroe, y Tony Stark es un narcisista compulsivo y un desastre. Así lo concluye SHIELD después de hacer un seguimiento de su persona, del que se encarga Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) en su primera misión como Viuda Negra delante de las cámaras. Guiándola, Nick Fury (Samuel L. Jackson), director de SHIELD (que, lo recordamos, significa escudo).

El papel de ambos en la película es importante por dos razones. En primer lugar, por el siempre importante asunto de la continuidad de Marvel. Ellos la marcan en esta ocasión y ya nos prometen iniciativas futuras. En segundo lugar, porque su última escena es una especie de resumen de lo que han querido enseñarnos de este personaje: Iron Man es un superhéroe fantástico, pero Tony Stark tiene mucho que solucionar consigo mismo y con el mundo. Esta dualidad era muy prometedora en su día, ahora sonreímos con nostalgia al pensar en todo lo que hemos visto a partir de ella.

Tendemos a olvidar la importancia de ‘Iron Man 2’, que pone en pantalla temas que van a acompañarnos durante esta década. Y tampoco solemos recordar que es una buena película. La opinión generalizada tiende a denostarla, pero es una buena película que funciona, a pesar de los errores señalados. Y que deja con ganas de más. De más Iron Man, de más Tony Stark, de más SHIELD, de más Marvel. Acabábamos de empezar.