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Suena extraño pero la ciencia lo confirma: las tormentas del océano Antártico hacen que la Tierra absorba más calor

  • Betania Vidal
  • Redactora y analista de contenidos SEO especialista en bienestar, psicología, traducción, creación de sitios web y liderazgo de proyectos online.

A primera vista puede parecer una contradicción. Las tormentas más intensas suelen asociarse al caos y al daño, no a un efecto que ayude a estabilizar el clima del planeta. Sin embargo, en el océano que rodea la Antártida, el mal tiempo cumple una función importante.

Aquí te contamos cómo las tormentas del océano Antártico ayudan a que la Tierra absorba más calor, un mecanismo que ha pasado desapercibido durante años. La clave está en lo que ocurre bajo la superficie del mar, en la mezcla de sus capas, tal como detalla el estudio publicado en la revista Nature Geoscience.

La función oculta de las tormentas antárticas

El océano Antártico conecta el Atlántico, el Pacífico y el Índico. Es una autopista de agua que mueve calor y energía por todo el planeta. De hecho, absorbe más del 75 % del exceso de calor generado por la actividad humana. Sin ese colchón, el aumento de la temperatura del aire sería mucho más rápido.

Las tormentas alteran este equilibrio de una forma muy concreta. Sus vientos intensos agitan la superficie y rompen las capas de agua que normalmente permanecen separadas. El agua fría de abajo sube y la más cálida de la superficie desciende.

Ese intercambio enfría la superficie del mar durante los episodios de mal tiempo. Cuando la superficie está más fría, el océano puede absorber más calor de la atmósfera. Se trata de un efecto físico simple que puede tener consecuencias enormes.

Los datos muestran que los veranos con más actividad tormentosa en esta región coinciden con temperaturas superficiales más bajas. Es decir, cuanto más se remueve el mar, más calor se queda en el océano y menos en el aire.

El estudio también revela que estas tormentas se han intensificado con el tiempo. La diferencia de presión entre la Antártida y las zonas subtropicales ha aumentado, lo que genera vientos más fuertes y sistemas más activos. Ese cambio refuerza el papel del océano Antártico como regulador térmico.

El impacto sobre la forma de estudiar el clima

Durante años, muchos modelos climáticos han infravalorado la fuerza real de las tormentas en esta región. El resultado es que simulan superficies oceánicas más cálidas de lo que deberían y calculan mal cuánta energía absorbe el mar.

Este nuevo trabajo deja claro que no basta con medir temperaturas medias o corrientes generales. La intensidad del viento y la frecuencia de las tormentas son piezas clave que no se pueden simplificar ni obviar sin perder precisión.

La dificultad está en observar una zona que es de las más hostiles del planeta, con oleaje extremo, frío constante y enormes distancias que complican las mediciones directas. Por eso, los investigadores han combinado robots submarinos, sensores flotantes, satélites y modelos avanzados para seguir el rastro del calor durante las tormentas.

Entender mejor este proceso permitirá afinar las previsiones a largo plazo. No cambia el hecho de que el planeta se esté calentando, pero ayuda a saber cómo y a qué ritmo. Pequeños errores que se puedan haber acumulado durante décadas pueden alterar mucho las proyecciones futuras.