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Un reciente estudio afirma haber hallado a qué velocidad piensan los humanos: el resultado es decepcionante

El cerebro humano, una de las estructuras más complejas de la naturaleza, sigue siendo un gran misterio y motivo de estudio en muchos aspectos. En esta misma línea, un grupo de investigadores de Caltech (Instituto Tecnológico de California) realizó recientemente un análisis profundo sobre la velocidad a la que piensan los humanos.

Este trabajo se enfocó en cómo nuestro cerebro filtra y prioriza la información, revelando cifras que contrastan con la velocidad a la que nuestra red neuronal periférica recoge datos del entorno.

¿A qué velocidad a la que piensan los humanos y por qué es decepcionante?

El sistema nervioso periférico, encargado de transmitir información desde el entorno al cerebro, puede captar datos a una velocidad de más de mil millones de bits por segundo.

Sin embargo, el cerebro humano procesa y utiliza esta información a un ritmo de tan solo 10 bits por segundo, según el estudio publicado el pasado 17 de diciembre en la revista Neuron. Los investigadores explican que esta diferencia entre entrada y procesamiento de información sugiere que el cerebro humano prioriza ciertos datos mientras descarta el resto.

Según Jieyu Zheng y Markus Meister, autores del estudio, «ese número es ridículamente bajo en comparación con cualquier tasa de información que encontramos en la vida cotidiana».

Como referencia, los investigadores señalan que una conexión WiFi doméstica que funcione a menos de 100 megabits por segundo puede generar frustración por su lentitud. Aun así, mientras se ve una serie en una plataforma de streaming, el cerebro nunca procesará más de 10 bits por segundo de toda esa información visual y auditiva.

¿Cómo se mide la velocidad a la que piensan los humanos?

Para calcular esta velocidad, el equipo de Caltech utilizó ejemplos concretos de resolución de tareas. Analizaron actividades como resolver un cubo de Rubik o memorizar el orden de una baraja de cartas, tareas realizadas por expertos en tiempos récord.

Dividiendo el número de bits necesarios para completar cada tarea entre el tiempo empleado, determinaron que la velocidad promedio era de 10 bits por segundo.

Los hallazgos también destacan la capacidad limitada del cerebro para manejar múltiples flujos de información simultáneamente. Según el estudio, esta restricción podría ser el resultado de la evolución de los primeros sistemas nerviosos, que solo necesitaban guiar a los organismos hacia el alimento o alejarlos del peligro.

La teoría del «cerebro interno y externo»

El estudio sugiere que el cerebro humano opera en dos modos paralelos:

Este mecanismo explicaría por qué es difícil para los humanos realizar varias tareas cognitivas complejas al mismo tiempo, como seguir varias conversaciones simultáneamente en un entorno ruidoso. Los investigadores creen que esta limitación responde a un diseño evolutivo que favoreció decisiones rápidas y efectivas en situaciones de supervivencia.

Zheng plantea preguntas fundamentales: «¿Cómo el cerebro interno elige los 10 bits por segundo a los que prestamos atención? Este es un terreno que requiere más investigación».

Evolución y límites del pensamiento humano

El equipo de Caltech propuso que el pensamiento humano puede interpretarse como una forma de «navegación» a través de un espacio de conceptos abstractos.

En palabras de los investigadores, «nuestros ancestros ocuparon un nicho ecológico donde el mundo era lo suficientemente lento como para que 10 bits por segundo fueran suficientes para sobrevivir».

Aunque este ritmo puede parecer bajo, los humanos han evolucionado para priorizar la calidad del procesamiento sobre la cantidad de datos manejados. Esto permitió decisiones rápidas en situaciones críticas y, a la vez, simplificó la interacción con un entorno que, en su mayoría, cambia a un ritmo moderado.

¿Cuál es el futuro de esta investigación sobre el cerebro humano?

El estudio deja abiertas varias preguntas clave. Una de ellas es entender cómo el cerebro humano decide qué información priorizar en tareas complejas, como conducir un coche, que requiere cambiar el foco constantemente entre diferentes aspectos del entorno.

Además, la investigación apunta a la necesidad de explorar más a fondo la relación entre las redes neuronales del cerebro interno y externo, para desentrañar cómo trabajan juntas en la toma de decisiones. Según los autores, este conocimiento podría tener implicaciones significativas en áreas como la inteligencia artificial y la neurociencia aplicada.

Así, los expertos concluyen que, aunque el cerebro humano opera más lentamente de lo que podría esperarse, esta limitación forma parte de un diseño optimizado para nuestro entorno evolutivo y no necesariamente es una desventaja en términos de eficacia.