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¿Por qué el arcoíris tiene siete colores?

Después de la lluvia, la naturaleza nos regala otro espectáculo visual de los que merece la pena contemplar, el arcoíris.

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  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Después de la lluvia, la naturaleza nos regala otro espectáculo visual de los que merece la pena contemplar, el arcoíris de siete colores. Quizás no le damos la importancia que se merece, pero ver los siete colores atravesar el cielo en forma de arco perfecto, es una muestra más de la grandeza de nuestro mundo. Una maquinaría perfecta que tiene en los seres humanos los únicos capaz de descifrar sus secretos más profundos. Todo lo que nos rodea sigue un patrón, aunque tengamos la percepción de que vivimos en el caos más absoluto, la realidad es muy distinta. Estos son los motivos que hacen que el arcoíris tenga siete colores.

Estos son los motivos por los que el arcoíris tiene siete colores

La luz blanca está formada por todos los colores, partiendo de este básico podemos llegar a la física básica que vemos en el arcoíris. Podemos ver los colores si, por ejemplo, nos fijamos en un prisma, una forma geométrica que hace que la luz se muestre tal y como es o al menos así parece por efecto óptico. Los colores aparecen al chocar los rayos, de la misma forma que lo hace cuando las gotas de agua actúan como refractarías de esta luz.

La luz blanca llega a la gota separándose y dejando los tonos azules más desviados que los rojos, de esta manera aparece en una pequeña escala el arcoíris que se refleja dentro de cada una de las gotas de agua que aún quedan en el cielo. La llamada inversión de colores trae el resto en un arcoíris secundario que vuelve a reflejarse dentro de la gota, provocando que se separen los colores viéndose difuminado por el ojo humano.

La luz inicial puede revotar varias veces dentro de la gota de agua, con lo cual podemos tener un espectáculo visual que hay que ver siempre que sea posible. Todo el colorido y la alegría de este elemento al que se asocian numerosas leyendas y mitos llegará, siempre y cuando haya lluvia. Sin las gotas de lluvia, la luz seguirá llegando hasta nosotros blanca, aunque realmente tenga todos los colores posibles.

La física y las leyes que nos rodean y actúan sin que seamos conscientes de ello son las que provocan estos cambios de luz y explosión de color. El arcoíris es una de las muestras más evidentes de este engranaje perfecto en el que vivimos, un orden natural que provoca espectáculos de luz a los que nos hemos acostumbrado, pero son realmente asombrosos.