Curiosidades
Jardinería

Los expertos en jardinería lo tienen claro: los 7 mejores trucos para eliminar babosas y caracoles de tu huerto

Para algunas personas con jardín, la tarea de eliminar babosas y caracoles suele ser un poco tediosa. Muchas veces, observar sus patrones de movimiento y alimentación permite entender por qué aparecen con más frecuencia en ciertos cultivos y qué tipo de estrategias pueden ponerse en marcha para reducir su impacto sin necesidad de complicárselas.

Recordemos que estos animales se activan en horarios nocturnos, aprovechan la humedad para desplazarse y encuentran en los tejidos vegetales una fuente constante de alimento. Factores como la suavidad del invierno o la densidad de la vegetación influyen en su reproducción, en su movilidad y en el tamaño de las poblaciones.

Los 7 trucos para eliminar babosas y caracoles de tu huerto

A partir características como el clima, la humedad y la vegetación de cada zona, se pueden tener en cuenta los siguientes métodos que suelen ser eficaces para eliminar babosas y caracoles de tus zonas de cultivo.

1. Eliminarlos manualmente

El control nocturno es una forma directa de retirar ejemplares. Su actividad aumenta tras la puesta de sol, lo que facilita localizarlos en zonas húmedas, hojas bajas o tallos. Con una linterna y un recipiente para depositarlos se realiza un repaso sistemático del huerto sin emplear productos externos.

Este procedimiento se ajusta bien a espacios pequeños o a revisiones periódicas tras días de lluvia.

2. Colocar ceniza alrededor del tallo

La ceniza procedente de leña o restos de madera genera una superficie seca que incomoda su avance. Se reparte alrededor del tallo formando un perímetro que dificulta el paso. En zonas con viento puede perder eficacia, ya que el material se dispersa, pero en suelos compactos y húmedos actúa como barrera física temporal.

3. Trampas con costales o talegos impregnados en cerveza

El olor de la cerveza funciona como atrayente. Los costales absorbentes se empapan y se cubren con una teja para evitar que la lluvia diluya el líquido. Al caer la tarde se revisan y los ejemplares encontrados se retiran con ayuda de un pequeño recipiente con agua y un chorro de vinagre o se destinan como alimento para aves de corral. Existen también trampas comerciales basadas en el mismo principio.

4. Construir un acolchado con helechos

En áreas donde los helechos crecen con facilidad, este material se emplea como acolchado. La textura densa forma una lámina que limita el avance de los gasterópodos. Se utiliza especialmente en climas húmedos para proteger cultivos sensibles durante las épocas de mayor actividad nocturna.

5. Plantas repelentes y café

Algunas plantas aromáticas, como cola de caballo o salvia, se colocan alrededor de los cultivos más expuestos. Se emplean hojas enteras o trozos distribuidos en el perímetro. También se utiliza café muy cargado como pulverización, así como los restos secos del filtro. Su aroma intenso crea un entorno menos atractivo para estos animales.

6. Poner cáscaras de huevo trituradas

Las cáscaras de huevo producen una superficie irregular que dificulta el desplazamiento. Al triturarlas se esparcen alrededor de la base de la planta, formando un borde que actúa como barrera. Además de impedir el paso, aportan calcio al suelo. Su uso resulta práctico en macetas y huertos de tamaño reducido, donde se requiere menor cantidad.

7. Protectores con garrafas y barreras de cobre

Las garrafas de agua recortadas permiten crear un cilindro alrededor de cultivos jóvenes, especialmente en plantas verticales como girasoles. Se mantienen en su sitio hasta que la planta alcanza una altura suficiente.

Por último, también se suele emplear cobre en cinta o alambre, ya que genera una reacción leve en contacto con la baba y provoca el retroceso de los gasterópodos. Es habitual en bordes de macetas o bancales.