Pinzas robóticas manipulan objetos milimétricos con precisión
Los avances en biomedicina no paran. Lo último son unas pinzas robóticas que manipulan objetos milimétricos con gran precisión. Toma nota.
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Unas nuevas pinzas robóticas pueden levantar objetos extremadamente sensibles, sin deformarlos o dañarlos. Por ejemplo, podrían sujetar firmemente un insecto sin ejercer presión en su cuerpo o en sus alas. El concepto se basa en una variante del antiguo arte japonés del Origami, el Kirigami, en donde las hojas son cortadas para permitir patrones tridimensionales, mediante movimientos de tracción. En las pruebas, las pinzas robóticas sujetaron objetos sumamente delicados, sin romperlos, como yemas de huevo crudas y pompas de jabón. Tanta precisión supone un importante avance para el mundo de la ciencia y la biomedicina.
Robots inspirados en los pliegues y cortes de papel
El tacto pronunciado es uno de los talentos más importantes del hombre. La transferencia de estas capacidades a los sistemas robóticos es un gran desafío para la tecnología.
En la actualidad, se han desarrollado manos robóticas, con capacidad motora fina, a partir de materiales blandos que pueden, por ejemplo, manipular una fruta suavemente.
Ahora, se ha podido llevar esa sensibilidad al extremo. Las nuevas pinzas pueden detectar y levantar un cabello humano, o manipular una yema de huevo sin romperla.
Kirigami: el arte japonés del corte y plegado de papel
Los científicos se han inspirado en el arte japones Kirigami, que, en contraste con el Origami más conocido, utiliza, no solo pliegues, sino también cortes en el papel, para transformar material plano en objetos 3D complejos.
Una variante conocida del arte del corte de papel son las llamadas “ventanas emergentes”, animales, edificios y otras estructuras que se crean al abrir un libro o un mapa. Los científicos han utilizado películas en 2D, fabricadas de varios plásticos, que cuentan con diminutas estructuras ranuradas que permiten a los cortadores láser, hacer determinados tipos de corte.
Basándose en el Origami, han podido establecer patrones de movimiento en tres dimensiones que pueden crear especies de bolsas, que no manipulan directamente al objeto, sino que lo envuelven y lo recogen.
Para demostrar el potencial de la técnica, los investigadores desarrollaron una sofisticada pinza Kirigami que puede ser operada por un robot. Las pinzas, en forma de bolsa, tienen apéndices en los laterales y una abertura en forma de pico, que se abre y se cierra con extrema precisión.
Las nuevas y revolucionarias pinzas pueden encerrar suavemente un objeto y luego levantarlo, al igual que podríamos hacerlo con una mano.
El potencial que ofrecen estas pinzas para la medicina es sumamente destacable. Ya se están haciendo pruebas con prototipos de vendas inteligentes con dispositivos de monitoreo, que podrían, por ejemplo, vendar una rodilla y determinar su estado y condición.
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