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El fin del mundo tiene fecha y Hawking ya la había anunciado: la NASA ahora lo respalda

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

A lo largo de la historia, la humanidad ha sentido una mezcla de fascinación y temor por el fin del mundo. Las antiguas civilizaciones intentaron descifrar los misterios del universo mediante la observación del cielo, los movimientos planetarios o los ciclos naturales, construyendo creencias y profecías sobre un posible apocalipsis. Hoy en día, esa inquietud no ha desaparecido; simplemente ha evolucionado. En lugar de rituales o mitos, ahora contamos con la ciencia como herramienta principal para entender nuestro futuro, y figuras como Stephen Hawking nos han dejado advertencias sobre el fin del mundo que, por más inquietantes que parezcan, están basadas en datos.

El renombrado físico teórico, considerado una de las mentes más brillantes del siglo XX y XXI, no solo dejó un legado en cosmología y física cuántica, sino también en lo que respecta al destino de la humanidad. En uno de sus últimos documentales, «La Búsqueda de una Nueva Tierra», Hawking lanzó una predicción tan estremecedora como realista: la Tierra podría dejar de ser habitable antes del año 2600. Según él, si seguimos por el mismo camino, el planeta se convertirá en una gigantesca bola de fuego debido al calentamiento global y al uso desmedido de los recursos.

Stephen Hawking y la advertencia del fin del mundo

Stephen Hawking nunca fue alguien que hablara desde la especulación sin fundamento. Sus advertencias estaban basadas en el análisis de fenómenos reales y tendencias científicas. Según explicó, la creciente demanda de energía y el aumento constante de la población llevarán a la Tierra a un punto de saturación insostenible. En palabras del propio científico, si no cambiamos radicalmente nuestra forma de vida, el planeta llegará a un estado tan hostil que la supervivencia será prácticamente imposible.

Hawking pronosticó que, para el año 2600, la humanidad habría transformado la Tierra en una esfera ardiente, con temperaturas extremas y condiciones inhabitables. Esta visión no parte de un suceso único, sino del colapso progresivo del equilibrio ecológico. No se trata de una explosión súbita, sino de una degradación lenta pero inevitable si no se toman decisiones urgentes. Factores como el cambio climático, la sobreexplotación de recursos, la contaminación y la pérdida de biodiversidad confluyen en esta hipótesis aterradora.

El calentamiento global es uno de los principales enemigos del planeta, y lo más preocupante es que sus efectos ya están aquí. Sequías extremas, incendios forestales masivos, olas de calor sin precedentes, huracanes cada vez más violentos y el derretimiento acelerado de los polos no son teorías futuristas, sino realidades actuales. Hawking alertó de que el incremento de gases de efecto invernadero podría desencadenar un «efecto invernadero descontrolad» similar al de Venus, donde las temperaturas alcanzan los 400 °C.

Otro aspecto central en las predicciones de Hawking es el excesivo consumo energético. Según él, estamos utilizando los recursos del planeta a un ritmo insostenible. De seguir así, no sólo agotaríamos las reservas naturales, sino que provocaríamos una reacción en cadena de efectos secundarios catastróficos: desde la destrucción de ecosistemas completos hasta la alteración del equilibrio climático global.

 La NASA toma medidas

La advertencia de Stephen Hawking acerca del fin del mundo no ha caído en saco roto. Organizaciones como la NASA han comenzado a tomar acciones concretas para monitorizar las principales amenazas para la vida en la Tierra. Aunque aún no se ha encontrado una solución definitiva, hay varios frentes abiertos. La agencia espacial ha intensificado sus esfuerzos en el estudio del clima terrestre y el desarrollo de tecnologías para la defensa planetaria.

Además, se están impulsando programas de exploración espacial orientados a encontrar alternativas habitables fuera de nuestro planeta. Marte, por ejemplo, ha sido el foco de múltiples misiones tanto de la NASA como de SpaceX, la compañía de Elon Musk. El objetivo es claro: establecer colonias autosuficientes que sirvan como refugio para la humanidad en caso de que la Tierra se vuelva inhabitable.

Hawking insistía en la necesidad de mirar más allá de nuestro planeta. Según él, la única forma de asegurar la supervivencia a largo plazo de nuestra especie es colonizar otros mundos. «Los que se queden en la Tierra se arriesgan a ser aniquilados», afirmó con contundencia. Esta visión no es ciencia ficción, sino una propuesta que cada día parece más sensata, dado el deterioro acelerado del medio ambiente y la creciente inestabilidad global.

La búsqueda de planetas similares a la Tierra es uno de los pilares de la astronomía moderna. Telescopios como el James Webb han permitido observar sistemas solares lejanos con niveles de detalle que nunca antes se habían alcanzado. Aunque aún no se ha encontrado un «segundo hogar», los avances en este campo son prometedores.

A diferencia de la extinción de los dinosaurios, causada por un único meteorito, Hawking planteaba un escenario distinto para el fin de la humanidad: una suma de múltiples catástrofes actuando simultáneamente. El cambio climático, las pandemias globales, los conflictos nucleares, la inteligencia artificial descontrolada y el colapso de los sistemas sociales serían factores combinados que precipitarían el colapso final.