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Bombazo en la exploración espacial: los científicos descubren por primera vez agua en una estrella similar al Sol

El estudio de los sistemas estelares jóvenes permitió profundizar en los procesos que dan lugar a planetas y cuerpos menores. Entre estos elementos, el agua juega un papel esencial en la formación de mundos habitables. La reciente detección de agua en una estrella similar al Sol aportó evidencia sobre cómo se acumulan y distribuyen los hielos en discos de escombros.

Y en este sentido cabe remarcar que estos son elementos que previamente solo se habían observado de manera indirecta. La información obtenida no solo confirma teorías previas sobre la presencia de agua en los discos protoplanetarios, sino que también proporciona un marco para estudiar cómo estos materiales pueden incorporarse en planetas en formación.

¿Cómo han descubierto por primera vez agua en una estrella similar al Sol?

Los investigadores del proyecto utilizaron el James Webb Space Telescope (JWST) para estudiar la estrella HD 181327, situada a 155 años luz de la Tierra. Esta estrella, con apenas 23 millones de años, todavía conserva un disco de escombros compuesto de polvo y hielo, a diferencia de nuestro Sol maduro de 4.600 millones de años.

El análisis espectroscópico del disco reveló la presencia de hielo de agua cristalino, similar al que se encuentra en los anillos de Saturno y en objetos del cinturón de Kuiper. El estudio en cuestión ya fue publicado en la prestigiosa revista Nature.

La detección de esta forma de agua confirma que los discos de escombros alrededor de estrellas jóvenes pueden ser depósitos activos de materiales volátiles, capaces de integrarse en planetas futuros.

Chen Xie, autora principal del estudio, explicó que Webb “detectó sin lugar a dudas no solo hielo, sino hielo de agua cristalino”, un componente clave en los procesos de formación planetaria.

Este tipo de hielo podría transferirse eventualmente a planetas terrestres que se formen en sistemas como HD 181327, según estimaciones del equipo de investigación.

Distribución del hielo en el disco de escombros

Los datos obtenidos muestran que más del 20% de la masa del disco externo de HD 181327 está formada por hielo de agua mezclado con polvo, lo que los astrónomos llaman “bolas de nieve sucias”. Este patrón se asemeja al cinturón de Kuiper de nuestro sistema solar, donde se concentran cuerpos helados.

A medida que se acerca a la estrella, la proporción de hielo disminuye: en la zona intermedia representa solo un 8% y en el centro del disco prácticamente no se detecta.

Esta distribución se atribuye principalmente a la radiación ultravioleta, que evapora el hielo en las regiones más cercanas, o a la posibilidad de que el agua quede atrapada dentro de rocas o planetesimales.

Actividad y dinámica del disco de esta estrella

El disco de HD 181327 se mantiene activo debido a colisiones constantes entre cuerpos helados, liberando partículas de hielo y polvo que el JWST puede identificar con precisión.

Christine Chen, coautora del estudio, señaló que “HD 181327 es un sistema muy activo” y que los datos recuerdan la dinámica de los objetos del cinturón de Kuiper.

Además, se detectó un amplio espacio libre de polvo entre la estrella y el disco de escombros, característica que se asemeja a la estructura de nuestro propio sistema solar. Estos hallazgos permiten establecer paralelismos entre la formación de HD 181327 y la evolución temprana del Sol y los planetas que lo rodean.

¿Por qué el hallazgo de agua en una estrella es relevante para la astronomía?

Este descubrimiento confirma indicios previos observados por el telescopio Spitzer en 2008 y abre nuevas vías de investigación sobre la presencia de agua en la formación de sistemas planetarios.

Los astrónomos planean seguir explorando discos de escombros y sistemas estelares jóvenes, utilizando el JWST y telescopios de próxima generación, para comprender mejor cómo se distribuye el agua y cómo llega a los planetas.

Así, la observación de agua en una estrella como HD 181327 no solo mejora los modelos de formación planetaria, sino que también permite estudiar la transferencia de agua a planetas, un factor clave en la aparición de condiciones potencialmente habitables en mundos similares al nuestro.