Cataluña
Tribunales

El Supremo ordena detener a la golpista Clara Ponsatí por no presentarse ante Llarena

La orden contra Clara Ponsatí se ha emitido por no justificar su incomparecencia ante el juez el pasado 24 de abril

La golpista Clara Ponsatí vuelve a Bruselas tras la performance de su detención

Detenida la golpista Ponsatí tras volver a España desafiando a Llarena: "Vengo a plantar cara"

El magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha acordado emitir una orden nacional de detención contra la ex consejera catalana y eurodiputada de JxCAT Clara Ponsatí por no justificar su incomparecencia ante el juez el pasado 24 de abril.

Ponsatí estaba citada para que Llarena le comunicase su procesamiento por un delito de desobediencia, que no acarrea penas de prisión, pero su defensa alegó en un escrito presentado ese mismo día que tenía dos compromisos en Bruselas que resultaban «incompatibles» con su citación en Madrid. Su defensa alegó «el hecho notorio» de que las comisiones de Industria, Investigación y Energía y la de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, a las que pertenece, tenían sesiones convocadas para ese mismo día. «Esto es incompatible con cualquier compromiso de cualquier índole a cientos de kilómetros de Bruselas», afirmaron entonces sus abogados.

Tanto Fiscalía como Abogacía del Estado pidieron a Llarena que volviera a citar a Ponsatí. El Ministerio Público incluso propuso reclamar a la ex consejera que comunicara al Supremo su calendario de trabajo en la Eurocámara para las próximas semanas a fin de «compatibilizar» ambas cosas.

No obstante, el juez Llanera sostiene que Ponsatí «ha desatendido voluntaria e injustificadamente la citación judicial», por lo que ha optado por ordenar que se la detenga si vuelve a pisar suelo español para que sea llevada ante el Supremo, se le pueda comunicar su procesamiento y seguir adelante con la causa.

El magistrado del Tribunal Supremo apunta, sin embargo, a la posibilidad de dejar sin efecto la orden de detención si Clara Ponsatí comparece voluntaria y personalmente, como ocurrió con otras dos procesadas en esta causa, Meritxel Serret y Anna Gabriel.

Pudo comparecer

Llarena considera que, aunque ese 24 de abril tenía trabajo en la Eurocámara, la cita en el Supremo era a las 11.00 y dichas comisiones estaban previstas en horas de la tarde, «sin que se haya justificado la imposibilidad temporal de atender ambos deberes, razonablemente compatibles mediante la petición de videoconferencia o incluso sirviéndose de los rápidos medios de transporte que unen ambas capitales».

Señala además, que teniendo en cuenta la programación anticipada de su actividad parlamentaria y la antelación de la citación judicial, «la defensa tuvo un amplio margen para advertir a este instructor de las dificultades de la investigada para atender sus responsabilidades políticas y solicitar el reajuste en la citación que considerara preciso».

«Se eludió esta previsión y se optó por presentar un escrito exculpatorio que tampoco ha estado seguido de ninguna propuesta de atender el llamamiento judicial con posterioridad al 24 de abril», indica.

Con todo, el magistrado cree, «a la vista de la rebeldía que ha mantenido la investigada durante cinco años de instrucción, que las funciones parlamentarias no son sino la excusa frente a una nueva desatención de sus obligaciones procesales».

En este sentido, el magistrado del alto tribunal recuerda declaraciones a la prensa en las que la eurodiputada «se jactó de no tener ninguna intención de atender la citación judicial».