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Psicología

¿Qué hacer cuando los niños son tercos o cabezotas?

Establecer reglas claras y mantener un diálogo constante son algunas de las cosas que los padres pueden hacer frente a niños tercos o cabezotas.

Todos los niños son maravillosos y cariñosos, pero pueden darse situaciones en las que el niño o niña se muestre bastante terco en su comportamiento; algo que se puede producir en una etapa determinada de la infancia aunque por suerte y aplicando las pautas necesarias, se puede superar sin problema. Veamos entonces qué hacer cuando los niños son tercos o cabezotas.

¿Qué hacer cuando los niños son tercos o cabezotas?

La terquedad en los niños es algo que suele aparecer entre los dos y los tres años no solo por la necesidad de reafirmarse al comenzar a reconocerse como un ser individual sino también y de alguna manera, para poner a prueba a los padres.

Al principio y dado que el niño es pequeño y que esas muestras de terquedad incluso nos pueden hacer gracia, es normal que los padres no se pregunten qué hacer con niños tercos o cabezotas, pero si esta actitud se convierte en un hábito es necesario tomar las pautas necesarias para evitarlo a toda costa.

El hecho de ceder siempre es todo un riesgo dado que puede hacer que el niño refuerce su terquedad (obteniendo siempre lo que quiere, lógicamente el niño no cambiará su actitud) y que el problema vaya a más a medida que va creciendo.

Veamos entonces qué pautas podemos aplicar o qué hacer cuando los niños son tercos o cabezotas.

El diálogo con los niños tercos

Este diálogo es precisamente la mejor solución . Siempre se recomienda, pero especialmente con estos niños tercos y testarudos. ¿Por qué? Porque los niños, en general y especialmente en este caso, a menudo necesitan sentirse involucrados, pero sobre todo sentirse independientes, sentir que sus elecciones son personales y no dictadas por sus padres.

Por eso el diálogo es importante: cuando ponemos límites, hablamos con el niño, le pedimos una solución, actuamos junto a él, pidiendo más que imponiendo órdenes . Poco a poco, el niño entenderá que su pensamiento es importante, pero sobre todo que es independiente (no importa cuánto: todo siempre está calibrado según la edad, claro), y que sus padres le escuchan. Por tanto, es importante y de alguna manera desistirá de esa terquedad que en realidad, también le pone a prueba a él.