Los peligros de comer placenta humana
Comer placenta humana entraña serios peligros
Aunque nos pueda resultar “repugnante” o increíble de creer, en los últimos años ha aumentado de forma considerable el número de mujeres que optan por comer placenta humana, concretamente la suya después de dar a luz.
Esa acción, que responde al nombre de placentofagia, se lleva a cabo por féminas utilizando como argumentos que es beneficiosa porque se considera que evita las hemorragias postparto, reduce los riesgos de sufrir una depresión tras dar a luz o favorece la lactancia materna.
No obstante, ahora se ha procedido a comunicar que comerla trae consigo una serie de peligros. En concreto, los han dado a conocer las autoridades sanitarias de Canadá después de varias investigaciones.
En concreto, estos son los principales perjuicios de comer placenta humana:
Se pueden contraer enfermedades bacterianas
Sin lugar a dudas, uno de los motivos más importantes para no tomarla es que su consumo puede llevar a que la mujer contraiga una enfermedad o infección de tipo bacteriano.
Eso es debido, entre otras muchas cosas, a que durante el parto la mujer puede defecar y eso llevará a que su placenta esté en contacto con las citadas heces. No obstante, también se puede dar la circunstancia de que eso suceda porque no se lleven a cabo las medidas adecuadas a nivel sanitario para certificar y avalar que aquella sea un alimento seguro. Y es que es imprescindible mantenerla refrigerada, por ejemplo.
Se puede contagiar al bebé de una infección
Por supuesto, no hay que pasar por alto que otro riesgo de comerla es que se puede contagiar al bebé una infección. Eso se producirá, por ejemplo, si la mamá está tomando la placenta, ya sea cocinada o mediante cápsulas, y le da el pecho a su hijo. Sí, porque a través de la leche puede transmitirle la enfermedad en cuestión.
Eso se ha podido demostrar con casos reales que han tenido lugar en los últimos años. Uno de esos, por ejemplo, hizo descubrir a unos doctores que un bebé de Oregón comenzó a tener serias dificultades respiratorias a los pocos días de nacer. ¿El motivo? Que su madre, quien le daba el pecho, le había transmitido una infección de Streptococcus a través de la leche. Y todo porque la fémina había estado consumiendo cápsulas elaboradas con su propia placenta en la que existía la bacteria de dicha patología. Y ese no ha sido el único caso registrado.
Tiene un sabor nada agradable
Por supuesto, otro motivo que se argumenta en contra de la placentofagia es que el sabor de la placenta no es nada agradable, todo lo contrario. Es más, no todas las mujeres pueden ser capaces de tomarla, sabiendo qué es, de ahí que puedan llegar a experimentar náuseas y vómitos.
No aporta todos los beneficios que se exponen
De la misma manera, podemos resaltar el hecho de que otro peligro de comer placenta humana es creerse realmente que resulta tan beneficiosa. En este caso, los estudios del tema vienen a dejar constancia que, en la actualidad, no existe ninguna investigación que venga a demostrar con datos científicos que trae consigo todas las ventajas que se exponen.
Además, se viene a indicar que quienes la llegan a comer cocinada e incluso deshidratada ya están haciendo que esa placenta pierda los nutrientes que se pueden considerar beneficiosos.
Otros datos de interés sobre la placentofagia
Aunque te hemos venido a exponer los principales aspectos reseñables de comer placenta humana, hay otros interesantes como estos:
- Entre las recetas más frecuentes que se llevan a cabo con esa están el batido de placenta y el estofado con esa como ingrediente principal.
- No hay un consenso respecto al sabor que tiene ese “alimento”. Así, hay mujeres que dicen que les recuerda, en cierta medida, al pollo; otras que exponen que se asemeja al sabor del hígado, las que afirman que no hay sabor comparable al de esa…
- Entre las celebrities que no han dudado en reconocer que la han consumido se encuentran la cantante Jennifer López, la televisiva Kim Kardashian, la modelo Sheila Márquez o la actriz Alicia Silverstone.
- Hay quienes optan por congelarla y luego, meses después, proceden a consumirla.
- Quienes respaldan esa medida lo hacen sustentándose en que muchos son los animales que consumen la suya propia, concretamente la mayoría de los mamíferos.
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