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Diarrea infantil: Todo lo que necesitas saber

Las heces del niño en los primeros meses de vida tienen características muy diferentes a las del niño mayor y del adulto

Deshidratación y diarrea en niños: prevención y tratamiento

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Las heces del bebé en los primeros meses de vida tienen características muy diferentes a las del niño mayor y del adulto. Peculiar es la consistencia, decididamente más blanda que la del adulto. En el niño amamantado aún más; de hecho, puede pasar de «cremoso» a «líquido», sin dejar de ser normal o también es posible que el niño enferme y notemos como esa consistencia líquida se mantiene más de la cuenta. Descubramos a continuación, todo lo que necesitas saber sobre la diarrea infantil.

Todo sobre la diarrea infantil

El número de evacuaciones diarias en los bebés es también diferente de lo que se considera normal en personas mayores. De hecho, en el primer mes de vida, el recién nacido tenderá a descargar muchas veces al día, generalmente después de las tomas (incluso hasta 7-8 veces en un solo día). La mayoría de las veces en forma de «rociado» y no de descarga real. Este comportamiento a veces persiste incluso durante un par de meses, mientras permanece fisiológico.

¿Cómo distinguir si se trata o no de diarrea?

La diarrea se define como un cambio en la consistencia habitual de las heces (que se vuelven adecuadamente líquidas/acuosas), un aumento en el volumen y el número de heces. Por ello es importante observar la regularidad de tu hijo y contactar con el pediatra cuando se observen variaciones, tanto en frecuencia como en aparición.

¿Por qué temer la diarrea?

En primer lugar porque la mayoría de las veces es síntoma de una situación patológica (en algunos casos autolimitada, en otros no tanto):

En segundo lugar por la más temida de las complicaciones: la deshidratación y el consiguiente desequilibrio electrolítico que puede derivar de ella.

El cuerpo humano, y en particular el de los niños, está compuesto principalmente de agua. En los primeros meses de vida, los niños tienen menos reservas de agua y sales minerales, por lo que ante una situación de pérdida rápida de líquidos (diarrea, vómitos), pueden deshidratarse más fácilmente que los niños mayores y adultos, con el riesgo de complicaciones incluso graves (convulsiones, daño renal, shock).

¿Qué remedios implementar en caso de diarrea?

Si en los países en desarrollo la diarrea sigue constituyendo la segunda causa de mortalidad infantil después de las enfermedades infecciosas, en los países desarrollados generalmente no representa una gran amenaza, siempre que se enmarque y maneje correctamente.

En resumen, la diarrea se puede superar con una rehidratación y una renutrición temprana, sin olvidar una buena dosis de paciencia, es decir, precisamente, con aquellas ayudas que los padres suelen evitar poner por miedo a que empeoren los síntomas.

¿Cuándo alarmarse?

En el caso de que se trate de un lactante menor de dos meses, en el que la diarrea sea muy intensa (muchas secreciones muy juntas) y/o se asocie a vómitos o fiebre alta, el riesgo de deshidratación aumenta. En este caso es bueno prestar atención a algunos signos típicos de deshidratación:

Ante la presencia de estos signos, lo mejor es acudir de inmediato a urgencias.

Una condición que a menudo se asocia con la diarrea, especialmente si persiste por más de unos pocos días, es la dermatitis del pañal . El contacto de la piel con las heces ácidas, el ambiente cálido-húmedo que se crea y el continuo roce entre la piel y el pañal crean un estado predisponente a la irritación de la piel y posible sobreinfección fúngica (ie por hongos, generalmente por Candida albicans).

Más aún de lo habitual, en caso de diarrea es importante asegurar una correcta higiene íntima del lactante. Cambia el pañal con frecuencia, para garantizar un ambiente seco, y en la medida de lo posible, deja la parte descubierta durante unos minutos. Lavar solo con agua (no toallitas empapadas y detergentes perfumados) y no aplicar capas abundantes de cremas.