6 cosas normales que pasan a ser un lujo para las mamás
A cambiar pañales, a dejar de lado el egoísmo, a velar en todo momento por el bienestar del hijo, a ser omnipresente y omnipotente…A todo eso y a mucho más aprenden las mujeres en el momento que se convierten en mamás. Tener un bebé se convierte en una enseñanza de vida que, entre otras muchas cosas, sirve para que empiecen a valorar cosas a las que antes no daban importancia por creer que eran normales.
En concreto, tener que estar prácticamente 24 horas pendientes de sus vástagos, les lleva a sentir que acciones habituales y carentes de importancia en su vida anterior, pasan a ser un auténtico lujo desde el momento que dan a luz:
1-Dormir más de ocho horas seguidas
Cualquier mujer antes de quedarse embarazada y dar a luz encontraba en los domingos el día perfecto de la semana para descansar, concretamente para poder dormir más de ocho horas seguidas sin interrupción de ningún tipo. En ese momento veía dicha situación como algo básico y rutinario, sin embargo, desde el instante en el que es madre todo cambia. A partir de entonces pensar en pasarse toda la mañana en cama es una utopía, un sueño inalcanzable, ya que las tomas del bebé hacen que tenga que “darse con un canto en los dientes” si consigue estar roncando durante tres o cuatro horas seguidas.
2-Comer sin interrupciones
Aunque para el resto de mortales comer sin interrupciones es lo habitual, no sucede lo mismo para las madres. Y es que estas ven como un auténtico lujo el poder sentarse a la mesa y realizar toda la comida del tirón, sin que tengan que levantarse para coger al bebé en brazos, para cambiarle el pañal o incluso para darle el pecho.
3-Darse un baño sin prisas
Si tú eres madre o si tienes a tu alrededor personas que lo son, posiblemente sepas que otra de las acciones diarias y habituales para cualquiera que se convierten en un sueño imposible de alcanzar para las mujeres con hijos es el de tomar un baño sin prisas.
Antes de quedarse embarazada, cualquier fémina podía disfrutar de llegar a casa, preparar un baño de sales, colocar unas velas encendidas, un poquito de música e incluso acompañarlo todo con una copita de vino. Así, lograba relajarse del duro día de trabajo y disfrutar de un momento de relax que pasaba a ser interminable.
Sin embargo, esa situación se convierte en un hermoso recuerdo imposible de volver a repetir desde que da a luz. Y es que, como en los casos anteriormente citados, el bebé requiere atención y cuidados constantes. Por eso, no puede tomar un baño largo, porque enseguida reclamara su leche, sus mimos o sus cambios de pañales. Ahora la higiene personal de la mujer se convierte en una ducha contrarreloj, antes de que su hijo comience a llorar.
4-Ver una película del tirón
Incluso las mujeres que no son especialmente cinéfilas reconocen que añoran esos días, antes de ser madres, en los que se podían pasar una tarde viendo en la televisión películas de esas de sobremesa realmente malas. Pero no sólo eso, sino también en los que disfrutaban de un domingo lluvioso sentadas en el sofá junto a sus parejas mientras veían el último estreno.
Ahora ya no pueden hacer lo mismo. Primero, porque el pequeño empezará a llorar y a reclamar las tomas, por lo que tendrán que parar continuamente el largometraje o directamente perderse cómo continúa si está emitiéndose en alguna cadena de televisión. Y segundo, porque en el caso de que empiecen a ver una película cuando los niños ya estén acostados, posiblemente se quedarán dormidas a las primeras de cambio, el agotamiento no lo pueden controlar.
5-Pasar una tarde de domingo en el sofá de casa
Ni que decir tiene que eso de estar un domingo en casa “en plan vago”, simplemente sin hacer nada, tampoco es ya una realidad. En un lujo se ha convertido eso, pues sea el día que sea, el niño requerirá los mismos cuidados y mimos, por lo que no habrá descanso que valga.
Y esto es algo que no sólo ocurre durante los primeros meses de vida del menor, sino también después. Es más, cuando empieza a andar, los domingos pasarán a ser el día de la semana en el que toda la familia tiene que ir al parque para que el pequeño pueda jugar y divertirse.
6-Noches románticas y apasionadas
Por supuesto que otra situación normal que deja de serlo, para convertirse en un sueño para las mamás, es la de disfrutar de una noche romántica en casa con su pareja, de esas que acababan con una estupenda sesión de sexo. Los cuidados y necesidades del bebé hacen que los papás estén tan agotados que no tengan ganas de intimidad o que, en el caso de que deseen disfrutar de ese placer, tengan que hacerlo de manera rápida, antes de que el niño se despierte y vuelva a necesitar atención.
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