Bebés

El chupete o el dedo, el eterno debate

La utilización del chupete o el hecho de que el niño se lleve el dedo a la boca han sido debatidos desde hace años en cuanto a cuál de las dos opciones es la mejor. Así, por un lado, los ortodoncistas están más a favor del dedo que del chupete, y, por otro, los psicólogos afirman que ninguna de las dos opciones le hace bien al pequeño. Entonces, ¿cuál es la solución? Es decir, ¿qué deben hacer los padres al respecto?

Ante esa disyuntiva, lo mejor que pueden llevar a cabo es tener en cuenta los resultados de estudios y opiniones de expertos para luego, sacar su propia conclusión:

Dos opciones, las dos peligrosas

Numerosas investigaciones realizadas hasta el momento no han dudado en afirmar que tanto el chupete como el acto de chuparse el pulgar pueden llevar a la creación de malformaciones en la boca del bebé, sobre todo, en lo que respecta al desarrollo dental.

En concreto, se considera que es a partir de los tres años de edad cuando hay más riesgos de que puedan producirse daños y lesiones de cierta envergadura. Por lo que los padres con hijos en ese periodo deben poner remedio para que dejen de lado cualquiera de los dos hábitos que puedan tener.

El chupete, en el punto de mira

Como comentamos al principio del artículo, algunos estudios realizados por ortodoncistas, por su parte, han revelado que es mucho más perjudicial que el niño esté succionando el chupete que el dedo. ¿Por qué? Porque para mantener el chupete en la boca el niño ha de hacer más fuerza que para mantener el dedo. Y eso significa, por tanto, que la succión sea más fuerte y más perjudicial para el paladar.

En cambio, para meterse el dedo en la boca no necesita tener que realizar esfuerzo de ningún tipo.

Beneficios del chupete

No obstante, no podemos olvidar tampoco que el chupete es un objeto de gran utilidad para padres e hijos. Y es que fundamentalmente sirve para dos cosas vitales:

¿Cómo quitar esas costumbres?

Partiendo de estas premisas, los padres podrán tomar una decisión sobre qué hacer. No obstante, lo recomendable es que antes de los tres años de edad del niño se actúe para quitarle los dos hábitos citados. Es algo que requiere paciencia y seguir estos consejos de gran utilidad: