Mi bebé cumple cuatro meses. Llegan los cambios
El primer año de vida del bebé está lleno de cambios constantes, ya que durante ese periodo irá creciendo y desarrollando sus sentidos, ingiriendo nuevos alimentos, estimulando sus habilidades, mejorando su relación con la gente que le rodea…
En concreto, uno de los momentos más cruciales en ese periodo tiene lugar cuando cumple cuatro meses, ya que en ese instante se producen una serie de transformaciones y de avances fundamentales para que el niño pueda seguir teniendo un crecimiento normal y saludable. De ahí que sea necesario que sus padres estén atentos a todas esas modificaciones y tomen las medidas oportunas cuando consideren que algo no va bien.
En concreto, para que puedan estar vigilantes de esa nueva etapa y sean capaces de detectar algún problema, a continuación mostramos las claves que determinan la misma:
El sueño
Uno de los aspectos que más preocupa a las madres y a los padres es el sueño de sus hijos, ya que del mismo depende el suyo propio. Pues bien, los adultos a los cuatro meses van a poder descansar más y mejor, ya que los bebés empiezan a dormir muchas más horas seguidas cuando llega la noche. Esta es, por tanto, una fase feliz para los papás que, poco a poco, comenzarán a acabar con todo el cansancio que tienen acumulado del primer trimestre.
La alimentación
Como ya te hemos dado a conocer en otros artículos, a los seis meses de edad es cuando se recomienda que los niños empiecen a incluir en su dieta alimentos sólidos como “ayuda” a la leche materna. No obstante, hay padres que, cuando sus hijos cumplen cuatro meses, toman la decisión de que empiecen a probar papillas de frutas.
Sin embargo, independientemente de que se decida o no a esta edad comenzar con la alimentación complementaria, lo que sí es cierto es que los niños en este momento maman mucho más, por lo que experimentan un notable incremento de su peso. Eso sí, no hay que pasar por alto que el hecho de que empiecen a descubrir el mundo que les rodea dificulta el proceso de la lactancia, porque se distraen con más facilidad.
Su relación con los demás
Si importantes son todos los aspectos mencionados, no lo es menos el conjunto de cambios que aparecerán en la vida del bebé con respecto a su capacidad para relacionarse con los demás.
En este sentido, hay que tener claro que cada niño, por su propia personalidad, será más o menos sociable. No obstante, lo que es innegable es que será capaz de identificar cuando está con personas de la familia (padres, hermanos, abuelos, tíos…) y cuando con extraños. Así, si a las primeras les sonreirá y les ofrecerá un amplio abanico de “alegrías”, con los segundos se mostrará de manera muy diferente. En concreto, hay bebés que son muy expresivos y reaccionan frunciendo el ceño, mientras que otros se decantan por llorar e incluso por mostrar cierta “antipatía” dentro de lo que su capacidad de lenguaje no verbal se lo permite.
Sus formas de expresión
Sin lugar a dudas, uno de los cambios más importantes de cualquier niño que acaba de pasar los tres primeros meses de vida tiene lugar en su forma de expresión, relacionada tanto con el lenguaje como con la audición. Y esa transformación se percibe en los siguientes aspectos:
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Aunque no es capaz de entender todo lo que se le cuenta, sí descubre que cuando manifiesta algo hay quien le contesta y eso le animará a seguir mejorando su forma de comunicación, que es el balbuceo. Por ese motivo, se hace necesario que las personas de su entorno respondan a lo que intenta manifestar.
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De la misma manera, no hay que pasar por alto que ahora aumenta de manera considerable su capacidad de expresar sonidos diferentes, intentando imitar las palabras que le dicen los adultos.
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Pero tampoco hay que obviar que evoluciona notablemente su capacidad de exponer su estado de ánimo mediante el lenguaje no verbal. En concreto, ya no sólo sonríe o muestra su alegría con ciertos aspavientos, sino que además es capaz de sacar la lengua, fruncir el ceño o incluso alargar los brazos para que se le coja.
Para que pueda seguir mejorando sus habilidades comunicativas, los pediatras recomiendan que se le hable mucho, que se le cante, que se le compren juguetes que puedan “explotar” esas…Las mantas de juegos, por ejemplo, son una estupenda alternativa para conseguir ese objetivo y también para que continúe fortaleciendo la musculatura de sus brazos. Y es que al ponerlo boca abajo empieza a ser capaz de erguirse por sí solo.
La visión
En cuanto a lo que es su visión, entrar en los cuatro meses es fundamental ya que, a partir de este momento, comenzará a aumentar de manera contundente lo que es su agudeza visual. Pero hay más. Además, empezará a ser capaz de seguir los objetos que se le pongan delante e incluso percibirá mucho mejor a los que tenga a cierta distancia. Todo eso sin olvidar que mejorará su capacidad de identificar colores.
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