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El PP necesita el apoyo de Vox para gestionar y dirigir las cuatro grandes empresas públicas de Palma

  • Indalecio Ribelles
  • Redactor de OKBaleares, información local de Palma, social y política. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

El alcaldable electo del PP en el Ayuntamiento de Palma, Jaime Martínez, no podrá gestionar en solitario las cuatro grandes empresas municipales (Emaya, EMT, SMAP o la Funeraria) donde necesita el acuerdo y voto a favor de Vox si quiere dirigirlas y presidirlas.

Los 13 concejales logrados por las formaciones de izquierdas e independentistas (ocho PSOE, tres Més y uno Podemos) en las pasadas elecciones municipales del 28 de mayo frente a los 11 del PP les otorgan a aquellos mayoría en todos los consejos de administración, donde la representación de cada partido va ligada al número de concejales obtenidos en las urnas.

Si el PP quiere tenerlas bajo su control necesita, si o sí, el apoyo incondicional y el voto favorable de Vox, cuyos seis concejales son decisivos para decantar la balanza hacia el centroderecha en la dirección de las empresas municipales. Son unas sociedades públicas que manejan más de un tercio del presupuesto total del Ayuntamiento de Palma, y que son claves para la gestión municipal, ya sea en materia de limpieza, agua y alcantarillado (Emaya), transportes (EMT) y aparcamientos (SMAP), y que cuentan con una plantilla que rondará los más de 2.500 empleados públicos.

Unos consejos de administración cuyos titulares no cesan automáticamente tras la finalización de la legislatura, sino que tiene que ser el nuevo gobierno municipal entrante, el que primero los cese, y después nombre a sus sustitutos.

Ni para una cosa ni para la otra cuenta el PP con poder ni mayoría suficiente para ello. Si el alcaldable electo Jaime Martínez, mantiene su decisión de no pactar ni gobernar con Vox, ni podrá destituir a los consejeros del gobierno ahora saliente, ni nombrar a nuevos gerentes, ni al resto de altos cargos de estas empresas municipales.

El precedente de esta situación, en el caso de Palma, lo encontramos en 2010, cuando el gobierno de coalición de socialistas con la extinta Unió Mallorquina (UM) saltó por los aires, y la exalcaldesa Aina Calvo, quedó en minoría. Una de las múltiples derivadas de aquella ruptura fue que Calvo no pudo destituir a la cúpula directiva de la empresa de aguas y limpieza (Emaya) nombrada por UM.

Al no apoyar el PP (14 de los 29 concejales) la maniobra de Calvo, UM continuó presidiendo Emaya hasta el final de la legislatura, seis meses después.

Y es que a diferencia de lo que ocurre en el Parlament balear donde el PP tiene más diputados (26) que todos los partidos de la izquierda (25), en el caso del Ayuntamiento de Palma no es así, y el apoyo de Vox es clave en la gestión municipal, de cara a alcanzar acuerdos de pleno, y capital en la dirección de las empresas públicas. Y no sólo eso.

Sin el apoyo de Vox, el PP tampoco podrá presidir las comisiones donde se tramitan todos los puntos a debatir en el pleno municipal de cada mes. En caso de abstención de Vox, serían los partidos de la oposición los que las presidieran. Por tanto, y más allá de que el presidente del PP de Palma y próximo alcalde de la capital balear (fue la lista más votada y no requiere el apoyo de Vox) continúe firme con su intención de gobernar en solitario el Ayuntamiento de Palma, lo que está descartado es que pueda gestionarlo sin Vox.