El obispo de Mallorca reza ante el féretro del Papa Francisco: «Me ha impresionado mucho su rostro sereno»
Sebastià Taltavull viajó ayer a Roma para asistir al funeral del pontífice
Ha percibido "la valoración positiva y el reconocimiento de la persona del Papa en bien de una Iglesia cada día más abierta"

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha viajado a Roma para asistir al funeral del Papa Francisco, que tendrá lugar este sábado en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Según han informado desde el Obispado, Taltavull llegó a la capital italiana este jueves y pudo acceder a la Basílica de San Pedro y, ante el altar de la Confesión, tuvo la oportunidad de orar largamente al lado del féretro del Papa.
«Me ha impresionado y emocionado mucho su rostro sereno», ha afirmado el obispo, que ha acudido en nombre de toda la diócesis de Mallorca y de todas aquellas personas que le han hecho llegar su pésame y su plegaria.
Taltavull ha rezado «de parte de todos y sin ningún tipo de diferencias» y, según ha apuntado, ha percibido «la valoración positiva y el reconocimiento de la persona del Papa Francisco en toda su actuación en bien de una Iglesia cada día más abierta, en salida y al servicio de la humanidad, especialmente de los pobres y descartados, y con la voluntad firme de contribuir a la paz».
Igualmente, ha afirmado que ver a tanta gente que de forma respetuosa se le acercaba le ha hecho «rezar de una manera nueva, intuyendo la fuerza que se desprendía de un hombre de Dios que ha amado y servido hasta el último momento».
«En él, volvía a ver el rostro del día de Pascua, cuando con la voz debilitada y las manos trémulas nos deseaba buena Pascua y nos bendecía», ha añadido y recoge Europa Press. Taltavull encomendó el alma del Papa Francisco a la Virgen y agradeció todo lo que enseñó «con su palabra llena de sabiduría y de lenguaje fácil que todos entienden y también de sus gestos tan sencillos, de trato fácil y cercano, llenos de humanidad y sencillez evangélica».
El obispo de Mallorca ha recordado las conversaciones a lo largo de estos años «llenas de cordialidad, profundidad, buen humor y sin prisas» y, además, «siempre con la proximidad que rompe barreras, protocolos y son un grito de atención para que las relaciones humanas gocen de paz, diálogo, estima, reconciliación y perdón».
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