El nuevo alcalde del PP en Palma tendrá apenas 90 días para aprobar el Plan General
Si no lo logra, en noviembre se levantará la suspensión de licencias y se disparará la inseguridad jurídica
Otra chapuza del alcalde socialista de Palma: aprobar sólo la mitad del nuevo Plan General antes del 28M
El PP advierte al alcalde de Palma de que si aprueba la mitad del nuevo Plan General cometerá una ilegalidad
El nuevo alcalde del PP en Palma, Jaime Martínez, que tomó posesión del cargo el pasado 17 de junio, no tendrá los 100 días de gracia desde los partidos de una nutrida oposición municipal que supera en número (18 concejales) a su equipo de gobierno (11), ni tiempo que perder, ya que se enfrenta a una contrarreloj en materia urbanística.
Apenas tendrá 90 días para aprobar el nuevo Plan General, dado que en noviembre automáticamente se levantará la suspensión de licencias de obra, en vigor en la capital balear desde hace dos años.
La jugarreta del equipo de gobierno saliente liderado por el socialista José Hila, que ha aprobado a medias antes de las elecciones el nuevo plan urbanístico, ha refrendado sólo la parte estructural del mismo y ha aplazado el Plan de Ordenación Detallada (el diseño y definición de lo que se podrá construir en cada parcela urbanizable), convierte este arranque de la legislatura en un match ball.
Según la Ley de Urbanismo de las Islas Baleares, una vez aprobada la parte estructural del planeamiento, el Ayuntamiento tiene hasta octubre para ratificar la parte detallada, publicitarla en el BOIB y que entre en vigor en noviembre.
Si no es así, el fin de la suspensión de licencias de obra, al ser automático, provocará que haya dos planeamientos en vigor: el aprobado por Hila se mantendrá (calificaciones de suelo y demás), pero el plan detallado (el diseño de lo que se puede construir) será el del anterior Plan General de 1998. Esto provocaría una total inseguridad jurídica que paralizaría el área de Urbanismo a las primeras de cambio en la recién iniciada legislatura. Un regalo envenenado fruto de la irresponsabilidad de un gobierno municipal saliente, que Martínez tendrá que encauzar como sea.
La opción más rápida sería aprobar el plan de ordenación detallada redactado por la concejala independentista de Modelo de Ciudad, Neus Truyol, pese a que el PP y Martínez en particular lo calificaron como «el mayor atropello para el futuro de Palma». Entre otras cuestiones, porque convierte la ciudad en una ratonera a nivel de movilidad, desertiza el centro urbano eliminando los comercios de proximidad que se deberán trasladar al extrarradio y no soluciona sino que agrava el problema de la vivienda.
Pero si apuesta por rectificar el planeamiento urbanístico haciendo modificaciones sustanciales, corre el riesgo de no llegar a tiempo al mes de octubre para tenerlo aprobado y el remedio podría ser peor que la enfermedad.
A ese complejo escenario de tramitación exprés, forzado por el anterior gobierno municipal, hay que sumar la decisión del nuevo alcalde de Palma de gobernar en solitario, pese a contar el PP con 11 de los 29 concejales del salón de pleno, renunciando a pactar un gobierno de coalición con Vox (seis ediles) que le hubiera otorgado una mayoría absoluta firme y sólida.
Sólo de esta forma se hubiera garantizado los votos necesarios que le harán falta en el pleno para sacar adelante el nuevo Plan General, en caso de que quiera introducir reformas en el mismo. Si por el contrario, opta por no modificar ni cambiar nada del que ha dejado diseñado el gobierno saliente de Hila, lo aprobará con el voto a favor de quienes lo han redactado.