Los jesuitas viven sus últimos días en Mallorca tras casi medio siglo de presencia en la isla

El próximo mes de septiembre los diez padres deben abandonar el convento que ha sido cedido a una empresa privada

Tres de los siete jesuitas se quedan en Mallorca acogidos por los franciscanos

El siguiente episodio será en junio de 2025 cando también cerrará sus puertas el colegio de Montesión

Jesuitas Mallorca
Misa celebrada en la Catedral el pasado 31 de julio para despedir a los jesuitas.
Miquel Ángel Font

Los jesuitas de Mallorca viven sus últimos días en el convento de Montesión después de casi medio siglo de presencia. A principios de septiembre deben abandonar de forma definitiva el convento que desaparece como tal para convertirse en  un  centro residencial en manos privadas. De los diez jesuitas que quedan en Mallorca, siete se marchan a distintos conventos de la península y tres serán acogidos por los franciscanos en la residencia de la Porciúncula.

Inicialmente la decisión de la dirección de la Compañía de Jesús era el traslado a la península de los diez padres pero finalmente ha aceptado que tres de ellos, muy  afectados por el destierro forzoso, se queden en Mallorca acogidos por los franciscanos. Son Miguel Garau, Nicolau Pons y Jaime Mairata.

La marcha de los jesuitas es un episodio más de la transfiguración que sufre el centro histórico de Palma y especialmente el barrio de Montesión que va perdiendo a marchas forzadas su antiguo carácter y donde los habitantes mallorquines de toda la vida van desapareciendo para dar paso a nuevos residentes procedentes de Alemania, Bélgica y otros países europeos.

El cierre definitivo del convento está previsto para el próximo mes de septiembre. La histórica iglesia barroca de Montesión, de excepcional valor patrimonial, está cerrada de forma no explicada desde hace cuatro años. El siguiente episodio se producirá en junio de 2025 cuando también cerrará sus puertas el histórico colegio de Montesión. Toda la labor docente se trasladará a Son Moix, en el ensanche de Palma.

La dirección de los jesuitas que ha decidido de forma unilateral el cierre de Montesión ante el pesar y descontento de los diez padres que habitan  todavía el convento, asegura que la Compañía «no abandona su misión, sino que seguirá comprometida y trabajando en red para llevar adelante su proyecto apostólico en nuestra isla a través de todas sus instituciones y personas vinculadas a sus obras educativas, sociales y pastorales». La realidad, sin embargo, es que los jesuitas desaparecen de Mallorca.

La decisión de la Compañía de cerrar el convento de Montesión ha sido muy criticada por la Asociación de Antiguos alón alumnos de Montesión y por las diversas entidades vinculadas a los jesuitas en Mallorca.

Es cierto que los diez padres jesuitas de Mallorca son de edad avanzada pero de los diez, siete están plenamente en activo. Llevan parroquias, atienden a diversos conventos, dan clases en el Seminario y trabajan en las diversas entidades vinculadas a Montesión como, por ejemplo, el Patronato Obrero y la Fundación Montalvo.

La historia se remonta a hace cuatro años cuando se presentó el denominado Plan Montesión. Tanto la iglesia de Montesión como el claustro y la parte más antigua del convento y del colegio presentan deficiencias arquitectónicas y requieren una restauración.

La Compañía de Jesús fue advertida del mal estado de todo el conjunto histórico precisamente por la Asociación de Antiguos Alumnos. La dirección de los jesuitas se hizo cargo de la situación y lanzó el Plan Montesión que consistía básicamente en el cierre del colegio, el más antiguo de la compañía en todo el mundo, y la cesión de la iglesia y la mayor parte del convento por un periodo de setenta años a una empresa privada para crear una residencia asistida de personas mayores.

A cambio de la cesión de todo el conjunto de 9.000 metros cuadrados, la empresa privada asumirá la restauración de todo el conjunto histórico, incluido el claustro, la iglesia y las partes más antiguas del convento y el colegio.

En el proyecto inicial se contemplaba reservar una parte del recinto a la comunidad de los jesuitas. Nada se dijo entonces de cerrar el convento y enviar los padres a la península.

La sorpresa llegó a principios de junio cuando el padre provincial, Enric Puiggròs, se desplazó a Palma para comunicar a los diez padres jesuitas que debían abandonar Mallorca y trasladarse a la península.

La reserva de una espacio para la comunidad de padres jesuitas de Mallorca, además, ha desaparecido misteriosamente del proyecto de reforma del denominado Plan Montesión. Para la dirección de la Compañía de Jesús ya no hay marcha atrás y los diez padres deben abandonar el convento.

La noticia del cierre del convento causó estupor y sorpresa entre los jesuitas de Mallorca aunque pronto la dirección de la compañía les prohibió, aludiendo al voto de obediencia, manifestarse contra la clausura de un convento con casi cinco siglos de historia.

La segunda sorpresa fue que el proyecto del Plan Montesión ya no es construir una residencia de mayores sino que se pretende dar al conjunto históricos un uso residencial.

Se abren así las puertas a su reconversión en un hotel. Sorpresa también fue que a la empresa privada, concretamente Víctor Madera, consejero delegado de Quirón, se le cede también la iglesia de Montesión, el claustro y toda la parte museística. En definitiva, que no queda nada en manos de los jesuitas.

Historia de los jesuitas en Mallorca

Los jesuitas llegaron a Mallorca hace casi cinco siglos y fundaron uno de los colegios más emblemáticos y prestigiosos de Mallorca.

La Asociación de Antiguos Alumnos de Montesión ha protagonizado una serie de actos en defensa del colegio y del convento de Montesión y contra la marcha de los jesuitas de Mallorca pero todo ha sido en vano.

El pasado 12 de junio unas 400 personas se concentraron frente a Montesión en una protesta que se centró especialmente en la expulsión de los jesuitas, el cierre del convento y la entrega de todo conjunto arquitectónico, de inmenso valor patrimonial e histórico a una empresa privada por un periodo de 70 años.

Los asistente a la concentración expresaron su pesar por la repentina decisión del padre provincial de los jesuitas, Enric Puigrós, de cerrar el convento.

La iglesia de Montesión, cerrada desde hace cuatro años, alberga el cuerpo de San Alonso Rodríguez. Con la marcha de los jesuitas el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, planteó la posibilidad de trasladar el cuerpo del santo a la Catedral aunque esta opción ahora parece descartada.

El pasado 31 de julio, una misa concelebrada en la Catedral de Palma presidida por el obispo Sebastià Taltavull fue la triste despedida de los jesuitas de Mallorca. El Obispado y la sociedad de Mallorca pretendieron ofrecer una cálida despedida a los jesuitas pero fue un acto poco solemne, con mucha menos asistencia de lo esperado, y fue un acto dominado por el pesar de los padres jesuitas que se ven obligados a marcharse.

La escasa asistencia se debió en parte a la negativa de los antiguos alumnos a acudir a un acto al que no habían sido invitados después de toda la lucha que han protagonizado en defensa del convento de Montesión y en favor de la permanencia de los jesuitas en Mallorca.

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