OkBaleares
EL CUADERNO DE PEDRO PAN

Fisk Jubilee Singers, 150 años de historia

Su visita al Auditórium de Palma, a finales de los 90, fue impactante: el público vibró con su emocionante puesta en escena.

Estas fiestas, el Auditórium nos cita el 6 de enero para escuchar en la sala magna Mississippi Gospel Choir

De un tiempo a esta parte se ha convertido en costumbre ofrecer un recital góspel en fechas navideñas. Estas fiestas, sin ir más lejos, el Auditórium de Palma nos cita el 6 de enero para escuchar en la sala magna Mississippi Gospel Choir. En cierto sentido viene a ser como una tradición surgida este siglo, aunque -en mi opinión- el precedente a tener en cuenta nos remonta a la última década del siglo XX, con la aparición de Voces del Mississippi, un ciclo organizado por Trui Espectacles que apenas duró tres ediciones.

También el Jazz Voyeur Festival en sus ediciones recientes se ha sumado a la celebración del góspel y así el 7 de diciembre el concierto de clausura se reservó para presentar Black Heritage Choir. Es probable que esta buena acogida en parte se deba a la práctica del canto coral con arraigo en la isla.

Es cierto que tratándose de corales afroamericanas no siempre es posible la elección idónea en función de su significado. Solamente las disponibles, es decir aquellas que programan su desplazamiento a Europa y toca apuntarse a los huecos de su agenda. Por suerte, la visita de Black Heritage Choir se correspondía con el 50 aniversario de la interpretación que hiciera Aretha Franklin en 1972 de Amazing Grace con el coro de su iglesia. Bastaba la circunstancia, para darle mayor solemnidad y singularidad a la visita. Pero ésta no es una opción que se repita año tras año.

Otras veces, en cambio, la fuerte personalidad del coro le otorga carácter extraordinario a la visita y sin depender de una efeméride en particular. Lo digo, pensando en aquella noche maravillosa de finales de los años 90 del siglo pasado vivida en el Auditórium de Palma. Voces del Mississippi nos ofreció la oportunidad de escuchar a los míticos Fisk Jubilee Singers, que no era una coral cualquiera: le precedía su incomparable trayectoria que ya va por el siglo y medio de recorrido ininterrumpido. ¿Quiénes son?

Acabada la Guerra Civil Americana en 1866 se creaba en Nashville (estado de Tennessee) la Fisk Free Colored School que al año siguiente adquiría un rango superior, pasando a convertirse en la Fisk University. Como alguien ha escrito, la experiencia permitió «pasar de la esclavitud a la excelencia educativa». En efecto, Tennessee era desde 1800 un estado esclavista, solo medio siglo después (1746) de instaurarse la esclavitud en los estados del sur. Precisamente fue un general de la Unión, comisionado de la Oficina de Libertos de Tennessee, el fundador de Fisk Free Colored School con ayuda de la Asociación Misionera Estadounidense. Se trataba de Clinton Bowen Fisk. Además, Fisk University fue el primer centro de estudios superiores creado al sur de la llamada Mason-Dixon Line, creada en los tiempos del dominio colonial británico. Desde esa línea se divisaba el sur profundo.

La aparición de Fisk Jubilee Singers, formada por estudiantes de color, nos remonta al año 1871, es decir que 150 años de historia acompañan los pasos que ahora mismo va dando este grupo a cappella formado por matriculados en Fisk University. Su primer repertorio fueron espirituales negros, que hoy sigue siendo una referencia constante en su día a día, además de pellizcos al ministrel, género teatral musical genuino de los EEUU que aunaba la ópera inglesa con la música de origen negro, cuyo apogeo se vivió entre los años 1840 y 1900. Uno de sus referentes era Stephen Collins Foster (1826-1864), autor de canciones emblemáticas como Oh! Susanna, Beautiful Dreamer, Hard Times Come Again No More y, por supuesto, Swing Low, Sweet Chariot, que Fisk Jubilee Singers grabarían en 1909.

Un tiempo después, el año 2002, la Librería del Congreso decidió incluir esta grabación en el National Recording Registry. Más adelante, en 2008 este mítico grupo a cappella fue reconocido con la National Medal of Arts.

Su visita al Auditórium de Palma, a finales de los años 90, fue impactante y no solo para mí. El público de la sala vibró con su emocionante puesta en escena. Se me ocurrió entonces –yo estaba implicado en el ciclo, hasta el punto de proponer su encabezamiento- pensar en qué posibilidades habría para organizar un encuentro en el campus de la carretera de Valldemossa con la Coral UIB que acabase con un recital compartido. No prosperó esta propuesta, obviamente, porque no forma parte de nuestro ADN cultural.

La implicación de los cantores de Fisk Jubilee Singers es de una intensidad maravillosa, como pudo comprobarse en el Auditórium de Palma. No creo que volvamos a verles, la verdad. Aunque espero equivocarme, pues sigue pendiente el hermanamiento de los de Nashville con la Coral UIB.