El edificio donde el Govern de Armengol desahuciará a 29 familias antes de Navidad no está en ruinas

Los apartamentos don Pepe de la localidad de Sant Josep (Ibiza) donde el Govern de Armengol quiere desalojar a 29 familias antes de Navidad, no están en riesgo de colapso inminente, ni en estado de ruina. 

Así se expone en el informe sobre el análisis del estado de conservación estructural y propuestas de reparación de este inmueble, realizado por el estudio Anima Arquitectura, a petición de los afectados y entregado al juez. 

Un despacho encabezado por René Machado López, doctor ingeniero de estructuras, y especialista en restauración; María Cueva Santa Morro Rueda, doctora arquitecta e ingeniera en edificación, y Elena Morillo Prats, arquitecta técnica. 

Estos expertos manifiestan en sus conclusiones que, tras haber realizado un exhaustivo análisis del comportamiento del edificio, así como de la morfología del agrietamiento del mismo,  el inmueble es rehabilitable, y no existe, riesgo de colapso inminente, como sostiene el Ayuntamiento de Sant Josep. 

Una declaración de ruina, impulsada por el conseller socialista de Vivienda del Ejecutivo balear, Josep Mari Ribas, en febrero de 2020, cuando era alcalde de esta localidad ibicenca, y que actualmente también sostiene, su sucesor en el cargo, el primer edil, también socialista, Ángel Luís Guerrero. 

Un informe que conocían, tanto Ribas como Guerrero, y que no les ha hecho rectificar su decisión, ni han accedido a que los vecinos, como vienen exigiendo desde hace años, puedan obtener licencia de obras para ejecutar los trabajos para la reforma integral de este edificio de apartamentos. 

En este amplio análisis realizado por los técnicos se precisa que, la carbonatación de la estructura del inmueble, presenta un estado moderado de propagación, en la mayor parte de los elementos inspeccionados, y de incubación, en buena parte de ellos. 

En cualquier caso, subrayan en sus conclusiones, se encuentran en un estado que permite la posibilidad de reparación, y protección, de las armaduras, con suficientes garantías, como para recuperar su durabilidad y resistencia.

Por esto, remarcan, hay zonas del mismo que están al límite de su vida útil, y han de ser reparadas, pero no, en estado de ruina. Y es que a pesar del deterioro aparente del conjunto del edificio, tras realizar una evaluación rigurosa tanto, in situ, como en el laboratorio, de los elementos afectados, la situación general de la estructura está a más del 75% de su estado de servicio.

Esto implica que, si no se realizan labores de reparación y refuerzo, las patologías seguirán avanzando a un ritmo aproximado de un 5% anual.  Sin embargo, si se realizan los trabajos que se proponen, éstas pueden volver a un estado del 100% de su capacidad de servicio.

Se considera pues, que se encuentran en un estado de degradación moderada en algunas zonas de los forjados, aunque estas patologías no son uniformes en todo el edificio. Por ello proponen, que sean tratadas, en la profundidad y alcance, que cada una de ellas requiera. De lo contrario, abundan los arquitectos e ingenieros en sus conclusiones, estas patologías irán aumentando su velocidad de degradación con el paso del tiempo. 

El análisis incluye el coste económico de las obras, necesarias para poder ejecutar las reparaciones y refuerzos planteados, así como, los trabajos complementarios previos necesarios y posteriores reposiciones. 

Estos cálculos se han realizado, aplicando mediciones exhaustivas y detalladas, llegándose a la conclusión de que las intervenciones necesarias tendrían un coste de 332.228,13 euros , más gastos de proyectos, dirección de obra, impuestos, etcétera.