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El crecimiento de la masa forestal en las últimas décadas convierte la Serra de Tramuntana en un «polvorín»

El Consell de Mallorca prepara un nuevo borrador de la ley de la Serra con la simplificación administrativa como prioridad

El director insular reivindica "alfombra roja" en vez de "montañas de burocracia" para iniciativas en la Serra de Tramuntana

El crecimiento de la masa forestal, de hasta un 75% desde mediados del siglo pasado, ha convertido la Serra de Tramuntana en un «polvorín» susceptible de sufrir un gran incendio forestal o en un escenario propicio para que empeoren los perjuicios ocasionados por fenómenos meteorológicos extremos.

La falta de actividad en el territorio y en las grandes extensiones de las fincas está detrás, entre otros factores, del incremento de la densidad de los bosques por lo que, ante este escenario y el inicio inminente de la temporada de riesgo de incendios forestales, cualquier iniciativa o actuación dentro de la Serra de Tramuntana, ya sea de gestión de una finca o de otro tipo de actividad económica o social, debe ser recibida con «alfombra roja» y libre de «montañas de burocracia» si se quiere preservar con garantías el entorno declarado en 2011 Patrimonio Mundial en la categoría de Paisaje Cultural por la Unesco.

Así lo entiende el director insular de la Serra de Tramuntana, Antoni Solivellas, que, en una entrevista concedida a Europa Press, ha adelantado que el Consell de Mallorca está preparando un nuevo borrador de la ley de la Serra, esta vez, contando con la participación de todos los municipios implicados y a quienes se dará varios meses para hacer aportaciones y con la simplificación administrativa como objetivo prioritario.

Solivellas, que compatibiliza el cargo de director insular con el de alcalde de Escorca, en pleno corazón de la Serra de Tramuntana, atribuye a «la montaña de papeleo» que se encuentra cualquier iniciativa o propuesta, el desinterés de los propietarios de fincas o parcelas agrícolas para explotar económicamente estos recursos.

«Los ciudadanos se encuentran con una montaña de burocracia impresionante y eso es una dificultad hasta hacerlo prácticamente imposible. Nuestro objetivo es intentar minimizar la burocracia y la parte administrativa, de tal manera que cualquier iniciativa encaminada a gestionar territorio tenga alfombra roja. La imagen de la Serra de Tramuntana que queremos vender necesita gestión», insiste.

En este escenario se enmarcan las ayudas y subvenciones que impulsa el Consorcio Serra de Tramuntana Patrimonio Mundial, el ente que impulsa políticas de conservación y mejora de los elementos y valores que posibilitaron la declaración de la Serra de Tramuntana como Patrimonio Mundial, y que Solivellas reivindica como herramientas que ayudan a la gestión del territorio y la conservación de los elementos y valores que propiciaron la declaración, principalmente la adaptación del hombre a un entorno natural inicialmente hostil.

En breve se convocarán ayudas de custodia del territorio y del patrimonio cultural y natural para entidades sin ánimo de lucro, así como para el mantenimiento de territorio para cooperativas. A día de hoy hay abiertas convocatorias para ayuntamientos y particulares, por importe de un millón de euros, para el mantenimiento del paisaje, con la novedad de que los particulares pueden recibir un adelanto del 75% de la ayuda. El Consorcio, por otra parte, habilitó una línea de 1,3 millones de euros para paliar los efectos de la borrasca ‘Juliette’.

Antoni Solivellas admite que, de partida, el mantenimiento del entorno «es económicamente una ruina», y de ahí la importancia del apoyo del Consorcio, que contribuye a que propietarios y payeses recuperen los espacios.

Riesgo de incendios en la Serra

Esta recuperación del paisaje y sus actividades vinculadas, añade, tiene además una vertiente medioambiental fundamental. Desde mediados de los años 50 del siglo pasado hasta la actualidad, la masa forestal de la Serra de Tramuntana ha aumentado, precisamente por la falta de gestión sobre el territorio, en un 75%, lo que convierte el entorno en un polvorín y elevando el riesgo de grandes incendios forestales o maximizando los perjuicio en casos como la borrasca Juliette.

El distintivo ‘Serra de Tramuntana Patrimonio Mundial’ es otra de las iniciativas en las que el Consell de Mallorca, a través del Consorcio, está impulsando, con el objetivo de mejorar la rentabilidad de los productos y servicios que se ofrecen en el marco del paraje Patrimonio Mundial.

Se creó hace aproximadamente un año y a día de hoy lo están solicitando «muchísimos» productores y gestores. Al mismo tiempo, fomenta la cultura del kilómetro cero.

«El mensaje que queremos transmitir es que una imagen de una Serra de Tramuntana cuidada implica comprar y consumir sus productos y servicios», argumenta, al tiempo que añade que si no se adquieren los productos o servicios, desaparece la gestión.

Solivellas insta a seguir impulsando propuestas como el distintivo, que tienen que contribuir a que una familia pueda vivir del territorio en el marco de la Serra de Tramuntana combinando, por ejemplo, la actividad agraria con la experiencia turística rural. «La Serra de Tramuntana necesita gestión en todos los sentidos, en la parte agrícola y en los bosques para evitar que se convierta en un gran polvorín», concluye.

En toda su extensión, la Serra de Tramuntana abarca a una veintena de municipios y pequeños núcleos, cada uno con sus características, necesidades y problemáticas. Solivellas defiende en este punto el trabajo de escucha con los alcaldes y alcaldesas en materias como la ley de la Serra y la redacción de un nuevo borrador, tras el que se presentó en la anterior legislatura. El director insular lamenta que el anterior equipo de gobierno presentara el texto sin contar con el consenso de los munícipes.

«No se puede hacer una ley sin el consenso de todos los alcaldes, que son los que conocen la realidad y los que sufren los problemas. No se puede proponer una ley que toca tantas sensibilidades y menos dando solo un mes para presentar alegaciones», indica.

En este sentido, Solivellas adelanta que ya se está redactando un nuevo borrador fruto de un proceso de escucha que implica a primeros ediles y al resto de agentes implicados «para que presenten las problemáticas que realmente preocupan».

La nueva norma, además, perseguirá como gran objetivo la simplificación administrativa y la reducción de la burocracia. «La gestión tan necesaria en el entorno de la Serra de Tramuntana puede ser más ágil y ayudar a recuperar áreas abandonadas», afirma.

Hartos del ruido de las carreteras

En línea con los problemas a los que se enfrentan los municipios de Serra de Tramuntana, el director insular y alcalde de Escorca ha adelantado que pedirá a la Dirección General de Tráfico que las policías locales puedan multar en los tramos de la Ma-10 que atraviesan los municipios.

Solivellas asegura que comparte el hartazgo y el cansancio de los vecinos que tienen que convivir con el ruido de las carreras, legales o ilegales, porque, dice, él como ciudadano también lo sufre.

El director insular confía en que las medidas impulsadas recientemente, como la instalación de cámaras y sonómetros, puedan paliar una problemática que, en todo caso, protagoniza una minoría de conductores.

Cabe recordar que el Consell de Mallorca creó el año pasado la dirección insular de la Serra de Tramuntana, situando a Solivellas al frente, para centralizar la gestión sobre el enclave y reforzar también la figura del Consorcio.